Desafíos y oportunidades
En un escenario global tensionado por disputas comerciales y cambios geopolíticos, EE.UU. se reafirma como un socio clave. En el 2024, fue el principal destino de nuestras exportaciones con valor agregado y concentró el 13% del total. Este vínculo se sustenta, en la demanda de productos mineros y agroindustriales —como arándanos, uvas, espárragos y paltas— que dinamizan el comercio bilateral, fortalecen el desarrollo regional y la generación de divisas y empleos descentralizados.
En consecuencia, es fundamental redoblar los esfuerzos a fin de mitigar el impacto de la nueva política arancelaria del presidente Donald Trump. En esa línea, el pasado 16 de mayo, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) envió un segundo informe a la Oficina del Representante Comercial de los EE.UU. (USTR, por sus siglas en inglés), detallando los avances del Perú en la solución de las cinco barreras no arancelarias identificadas como perjudiciales para los intereses comerciales de las empresas estadounidenses.
La primera es la responsabilidad de los proveedores de internet. EE.UU. considera que la legislación peruana no protege de forma adecuada a las plataformas digitales frente a contenidos subidos por terceros informales (piratería). Señala que esto afecta a las empresas estadounidenses que operan en nuestro país.
La segunda barrera es la indemnización por infracciones sobre propiedad intelectual. Se pregunta por qué hay deficiencias en lo que respecta a la indemnización por daños y perjuicios sobre derechos de autor, marcas o patentes, lo cual afecta a su industria farmacéutica, de software y entretenimiento.
La tercera son las tarifas por uso de plataformas de comercio exterior. Pide una mayor transparencia y razonabilidad en los cobros por usar sistemas electrónicos como la VUCE (Ventanilla Única de Comercio Exterior), que afectan a sus exportadores e intermediarios.
La cuarta barrera son las demoras regulatorias y burocráticas, pues observa procesos lentos o poco previsibles en autorizaciones sanitarias, fitosanitarias o de seguridad, lo que perjudica el ingreso de sus productos alimenticios, farmacéuticos o industriales.
La quinta es el acceso desigual a mecanismos de defensa comercial, señala que sus empresas enfrentan trabas o desventajas al intentar acceder a mecanismos de defensa comercial como medidas antidumping o derechos compensatorios, lo que limita su capacidad para competir en igualdad de condiciones.
Obviamente hay una preocupación si EE.UU. considera que el incumplimiento de los compromisos asumidos por Perú afecta los intereses de sus empresas. De ahí la urgencia del Ejecutivo por impulsar reformas que permitan eliminar estas barreras no arancelarias con la mayor celeridad posible.
Este poder del Estado ya anunció que solicitará al Congreso de la República la delegación de facultades a fin de legislar en diversas materias, entre ellas, comercio exterior, propiedad intelectual y economía digital, en el marco de los compromisos internacionales asumidos.
En este sentido, la colaboración entre los equipos técnicos del Mincetur y los gremios empresariales será crucial pues permitirá validar y perfeccionar estas propuestas, asegurando que reflejen los intereses nacionales.
Un punto crucial es fortalecer nuestra presencia en Washington. Aún no contamos con un estudio de abogados que coordine con el Ejecutivo estadounidense los temas arancelarios. Confiamos que la Cancillería lidere este esfuerzo, garantizando que Perú tenga una voz activa y efectiva en las negociaciones.
En conclusión, la relación comercial Perú-EE.UU. atraviesa un momento decisivo. Las acciones que tomemos hoy determinarán el aprovechamiento de las oportunidades y con ello nuestra posición en el escenario internacional en los próximos años. Es hora de actuar con visión, compromiso y unidad.
*Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX)
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