Desaire a invitados
La solicitud de autorización al Congreso de la República, del presidente Castillo, para salir del territorio nacional, entre el 14 y el 21 de noviembre, para acudir a la 29 Reunión de Líderes Económicos del Foro APEC que se realizará en Bangkok, Tailandia, provocó rápidas reacciones de las distintas bancadas parlamentarias, unas a favor y otras en contra. Peor aun, si fue quien decidió acudir a la Organización de Estados Americanos (OEA) a pedir apoyo frente a la supuesta grave amenaza a la alteración del orden democrático en el país, que sólo él se imagina.
Castillo puso en movimiento a toda su maquinaria diplomática en la OEA, con el embajador Forsyth a la cabeza, para lograr su cometido, con el auspicioso apoyo del máximo representante de dicho organismo, Luis Almagro. Fue así que se designó a una delegación de muy alto nivel que llegará al país el 20 de noviembre. Está integrada por los cancilleres Santiago Cafiero, de Argentina; Eamon Courtney, de Belice; Juan Carlos Holguín, de Ecuador; Mario Adolfo Búcaro, de Guatemala; y Julio César Arriola, de Paraguay, entre otros.
Permanecerán en el país tres días y vendrán a analizar la situación en el Perú, presentada ante la OEA por el mandatario, quien ha incurrido en imprecisiones y falsedades, al considerar que la denuncia constitucional de la Fiscalía en su contra por presuntos casos de corrupción es antidemocrática y se inscribe dentro de una corriente neogolpista en marcha, con grave riesgo para la democracia, según señaló en su breve mensaje al país, al sustentar su pedido para que la OEA active la Carta Democrática Interamericana.
Curiosamente, pareciera no importale mucho al jefe de Estado la presencia de los enviados por la OEA, puesto que ha decidido ausentarse del país para asistir al Foro de Apec, en Tailandia, siempre que el Congreso se lo autorice, claro está. El propio presidente del Congreso, José Williams Zapata, señaló que el presidente Castillo debería permanecer en el país mientras la delegación se encuentre entre nosotros. “Es obvio que, siendo el Gobierno del Perú el que solicita la presencia de la OEA, tenga que estar aquí el presidente”, refirió.
En este mismo sentido se pronunció la presidenta de la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, María del Carmen Alva. “Me extraña el permiso para salir del país, porque evidentemente el presidente debe estar aquí cuando venga la misión de la OEA. Él no puede viajar”, señaló la parlamentaria.
¿Nuestra democracia peligra, como para haber pedido se active la Carta Democrática Interamericana, como lo ha hecho el presidente Castillo? ¿Existe un riesgo inminente de golpe de estado, una conjura de las fuerzas políticas de derecha con participación de los fiscales que investigan al mandatario por, supuestamente, liderar una organización criminal? ¿Y también con participación de una prensa a la que el presidente no duda en calificar de golpista? La comisión deberá reunirse, además de los representantes de los poderes públicos y otros organismos, con líderes de las organizaciones de la sociedad civil, colegios profesionales, con quienes representen a los periodistas y la prensa tan vapuleada por el gobierno. Sólo así, deberán tener los insumos necesarios para ser procesados, en la realidad, y no en la especulación de las partes interesadas que vaticinan golpes de Estado inexistentes.
El congresista Edward Málaga Trillo, promotor de una moción de vacancia presidencial en marcha, envió un oficio a la OEA para informarle que viene promoviendo esa moción, ajustada a nuestra Carta Constitucional. “En mi rol de fiscalización y control político, estoy promoviendo una moción de vacancia por incapacidad moral permanente contra el actual presidente
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