Desarticulación estatal en ambiente y cultivos alternativos
Los objetivos que se ha planteado el Gobierno para los 19 meses de mandato que le quedan, según lo expresado por su premier Vicente Zeballos, se basan en diferentes planes publicados, cinco en total. Complementan ese discurso las declaraciones de la ministra de Economía y Finanzas, María Antonieta Alva, con generalidades adicionales.
Lo que no entienden en el Ejecutivo es que sin un derrotero de acción los planes se convierten en letra muerta y las expectativas en fiasco. Ejemplos son los casos del medio ambiente, la deforestación, los cultivos alternativos a la hoja de coca y los combustibles, que están íntimamente relacionados y que hasta legislación tienen (Ley 28054).
Las principales emisiones contaminantes provienen de la combustión de vehículos, y las de gases de efecto invernadero (GEI) de la deforestación y de la combustión ya citada, que en conjunto representan el 61% del total, mientras el sector de generación de electricidad -que es donde mayor prédica se hace a nombre del medio ambiente- solo representa el 5%.
La Selva peruana tiene cifras elocuentes para entender las desinteligencias del Estado para aplicar sus políticas. La deforestación llega a los 2 millones de hectáreas (Ha), referidas por el organismo oficial Serfor, mientras que, según la última estadística de USAID, existen 43,750 Ha cultivadas de hoja de coca. De otro lado, la Junta Nacional de Palma Aceitera del Perú (Junpalma) señala que tienen 70 mil Ha productivas de palma aceitera, y capacidad de ampliar significativamente las áreas cultivadas. La palma aceitera, en lugar de deforestar puede contribuir a la reforestación, al medio ambiente y al cultivo alternativo a la hoja de coca, limitando su crecimiento.
El círculo virtuoso se cierra, ampliando el mercado al aceite de palma. El mejor destino es el biodiésel, que puede atender un mercado creciente de consumo de diésel. Siendo los compradores las refinerías de petróleo, el único requisito es el de unos procesos de competencia intachables.
La descoordinación de Petroperú, Devida, Serfor y los ministerios de Agricultura y Ambiente, y el Indecopi ha impedido que una política pública prospere. Hay propósitos de enmienda, esperemos que se hagan tangibles.