¿Desastres naturales o artificiales?

En las últimas semanas el Perú y sobre todo su gente más necesitada han sido afectados con lo que a primera vista son arremetidas de la naturaleza, provocando irreparable pérdida de vidas humanas y destrucción de viviendas, escuelas, postas médicas, carreteras, puentes, instrumentos y equipos de trabajo, en resumen, de grave daño no solo personal sino social y no solo material sino de bienestar presente y sin duda futuro.

Se responsabiliza a la Naturaleza, fenómenos climáticos esta vez, ya sea debido a un ciclón (hay quienes señalan que este ya pasó) o, peor aún, al ya anunciado mega Fenómeno del Niño Costero, que se manifestará en los siguientes meses, como ya se manifestó en Perú y sus vecinos Ecuador y Chile desde hace siglos –registrados- y quizás milenios -sin registrar-.

A tenor de expertos, es indudable que las extraordinarias riquezas naturales del Perú vienen acompañadas de un gran desafío para aprovecharlas, lo que incluye la necesidad de tomar precauciones para evitar daños.

Lo que se ha venido haciendo por décadas en el Perú, con grave responsabilidad de quienes han detentado el poder desde el Gobierno Central y gobiernos regionales y locales es, sin embargo, absolutamente contrario a toda prudencia y manejo responsable de nuestros recursos.

Así, a estar a lo que la RAE define como "artificial", es decir, "lo hecho por la mano o arte del hombre" o lo "producido por el ingenio humano", se puede afirmar que los desastres que el Perú y los peruanos padecen hoy no son "naturales" ("pertenecientes o relativos a la naturaleza") sino derivados de la conducta de los mismos peruanos. Invadir cauces naturales de ríos y quebradas por donde ellos discurrían y volverán a discurrir, pese a que estudios básicos de las especialidades de ingeniería –incluso nativa- han advertido con claridad de lo nocivo de dicha práctica, es la causa de los desastres actuales y de su magnitud. Grandes y medianas fortunas se han hecho a expensas de tan grave irresponsabilidad.

Honrosa excepción es la del gobierno del presidente A. Fujimori, cuyo manejo del mega Fenómeno del Niño en 1997 y 1998 fue objeto de reconocimiento de agencias internacionales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y de distintos países que incluso expresaron su solidaridad con millonarios aportes, ante la evidencia de la eficiente y transparente labor desarrollada tanto para prevenir como para reparar los daños que la prevención no pudo evitar. Por cada dólar de prevención se ahorraron 10 dólares en reconstrucción en esos años.

¿La lección será aprendida?

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