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Desgobierno...

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Fecha Publicación: 14/05/2024 - 22:00
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La coyuntura política no puede ser más anárquica. Empero, si el impopular Gobierno de turno todavía visto como el mal menor hasta el 2026 no logra pronto remontar los graves cuestionamientos que salpican a diario a la Sucesora presidencial, así como la absoluta desconfianza ciudadana en su capacidad para superar la seria crisis institucional, económica, social y de orden público que golpea la gobernabilidad del país, pues no se sabe qué será peor al final si el supuesto remedio o la enfermedad. Lo que sí queda claro es que la Nación no debe ni puede seguir siendo arrastrada indefinidamente en medio del bolondrón gubernamental en que se encuentra.
Muchos responsabilizan este penoso estado de cosas a una suerte de conspiración y arremetida por parte de los sectores motejados caviares y su combo que, mediante el Lawfare y el sometimiento judicial de la política buscan desestabilizar al Régimen y su ganancia de pescadores. Visto lo visto, negar que ello existe sería tapar el sol con un dedo, pero vaya que la cabeza del Poder Ejecutivo con la complacencia de su Gabinete tiene buena cuota de responsabilidad en este despelote y reparto de culpas. Las graves y continuas imputaciones fiscales por presunta corrupción contra doña Dina y la falta de transparencia y hasta integridad de ésta no son inventos y, en cualquier circunstancia, de corroborarse mínimamente las tropelías serían causal de indignidad suficiente para vacarla del cargo por permanente incapacidad moral. Se dirá que esa vacancia nunca ocurrirá por la alianza de facto entre Ejecutivo y Legislativo a fin de sobrevivir a troche y moche un par de años, más tanto va el cántaro al agua que se rompe o, quién sabe, la movilización de la ciudadanía despertará de la modorra y hará su parte.
El indiscutible desgobierno que se padece da la vuelta al mundo lo que no sólo es vergonzoso sino una pésima noticia para la urgente reactivación económica y la seguridad jurídica que garantiza la Constitución y demanda la inversión nacional y extranjera. En estas condiciones, hasta el Estado Constitucional y Democrático de la República se pone en duda aquí y acullá.
Repetimos: con la desinstitucionalización actual y la ausencia de una mejor alternativa democrática y ciudadana viable a la vista, pareciera que lo menos malo es continuar con lo conocido por lo que dure. Si es así, que la Primera Mandataria, al menos, deslinde y desmienta como su debe las graves sospechas que pesan sobre ella y su gestión pública. No es mucho pedir si la mujer del César debe serlo y parecerlo. ¡AMÉN!

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