Desmadre interno y viajes inútiles…
Nuestra economía se desmorona, el Niño Global viene con su inminente amenaza de destrucción, Lima se quedará sin agua por varios días y no hay plan de contingencia conocido, la delincuencia común se ha convertido en crimen organizado con mafias que se reparten áreas geográficas y negocios ilegales que se mantienen con la extorsión, la trata de personas, el asesinato por sicarios y hasta el control de cárceles corrompiendo a diestra y siniestra; tenemos gobiernos regionales que no impulsan el desarrollo en sus jurisdicciones, en los cuales la corrupción campea por doquier; inclusive, algunas regiones impulsan el separatismo para fragmentar el territorio y la soberanía nacional sin que el Estado asuma ya una posición definitiva de fuerza contra tal majadería; la gran inversión minera se ve socavada por movimientos extorsivos que disfrazados de protesta constituyen en sí actos de sabotaje con la toma de campamentos y destrucción de instalaciones y hasta la eliminación de vidas humanas de manera impune contando con un marco legal y jurisprudencia jurisdiccional que los protege; el gobierno se ha empantanado en una posición ecléctica dejando que los rojos de antes y de hoy, especialmente, los llamados caviares, continúen infiltrados en los diversos sectores de la administración pública para debilitar la acción estatal frente a las amenazas que todos conocemos; el Congreso se ha convertido en tierra de nadie donde la moralidad es una utopía porque los corruptos se protegen los unos a los otros y se relativizan actos vergonzosos y legalmente cuestionables; la tibieza gubernamental provoca que las siete plagas de Egipto resulten pocas ante las pandemias morales, legales, sociales y políticas que abruman a los peruanos.
En este desalentador panorama que solo puede ser enfrentado con decisiones políticas claras y contundentes que cuenten con un marco legal que reprima drásticamente cualquier acto ilegal que lesione la moral pública y la economía de la Nación permitiendo generar nuevos criterios jurisprudenciales, pero potenciándose a las instituciones encargadas de hacer respetar la ley; ni desde el gobierno ni desde el Congreso y tampoco de las organizaciones civiles, especialmente del empresariado se escuchan posiciones más valientes con propuestas concretas, observándose más bien la consuetudinaria y vergonzosa costumbre del acomodo de aquellos que defendieron en el pasado la demolición del Estado de Derecho como por ejemplo los periodistas y políticos toledistas, humalistas y vizcarristas, quienes ahora, luego de conocerse la podredumbre moral y desgobierno en esos regímenes, aparezcan con el rabo entre las piernas como acérrimos críticos de sus entonces paradigmas políticos buscando que el poder vigente los acoja para seguir lucrando del Estado.
Basta de tolerar amenazas de fragmentación del territorio peruano y de la anexión a Bolivia que proponen algunos en Puno. El que quiera ser boliviano que se largue a Bolivia y viva allí. Basta de tanta incompetencia. Basta de viajes inútiles cuando hay tanto por hacer aquí.
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