Después de la APEC 2024, importa ahora la COP29

Luego de la APEC 2024, en la que el Perú por tercera vez se convirtió en país anfitrión de la reunión de las 21 economías de Asia y del Pacífico, que engloban a casi el 50 % del mercado mundial, y cuya ocasión nos ha permitido comprobar que la economía es el motor que hace girar la conducta y comportamiento de las grandes potencias en sus relaciones interestatales, en cuanto al manejo de la comunidad internacional se refiere; ahora, debemos voltear la vista para observar lo que debe acontecer en Bakú, capital de Azerbaiyán, donde, entre el 11 y 22 de noviembre, se lleva a cabo la COP29 (29ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático).
Pues, para el Perú y los países que pretenden desarrollar su economía, ampliando su presencia en el mercado mundial, ha sido una inmejorable oportunidad para enfrentar ese desafío que permita beneficiar, en lo interno, a sus nacionales. Pero, en el entendido de que, en alguna medida, la política depende de la economía, así como de la geopolítica, donde esta última tiene que ver con el aspecto geográfico, la realización de la COP29 tiene una muy singular importancia, en consideración a que pareciera ser que existe poca preocupación de parte de los países altamente industrializados por tener una mayor y más efectiva participación, con el cambio de conductas y comportamientos de sus autoridades y de sus poblaciones, que terminan por producir un cambio climático que origina una variación a nivel global de los climas de la Tierra, con sus desacostumbrados efectos que los pueblos agraviados desconocen.
Las noticias internacionales que se vienen conociendo estos últimos meses, de lamentables desastres que la naturaleza viene generando en muchos países, por la extensión del efecto invernadero como consecuencia del calentamiento global, es un problema que debe ser una preocupación de todos los países del orbe.
Los incendios forestales, el incremento excesivo de calor, el riesgo de que aumenten las sequías, la poca disponibilidad de agua y la reducción del rendimiento de los cultivos son, entre otros, los efectos negativos a los cuales las poblaciones de hoy se ven expuestas por el mencionado cambio climático. Todo ello, derivado de causas naturales, pero hay que decirlo con precisión, también por la acción del hombre.
Efectivamente, la “mano del hombre” (y/o de sus autoridades) es la que genera un ambiente natural no saludable para el desarrollo de los pueblos del mundo, cuando no se controla el incremento de los gases de efecto invernadero, no se evita la quema de combustibles fósiles, no existe una suficiente atención que evite la deforestación de las selvas y de los bosques, no se controla el excesivo uso de fertilizantes y, asimismo, no se promueve significativamente la reducción de residuos.
En consecuencia, además del desarrollo de las economías de los países emergentes, la comunidad internacional, especialmente las autoridades que dirigen los países calificados como grandes potencias, desde hoy y no mañana, deben comenzar a orientar su actuación, dejando de lado los conflictos bélicos con su afán expansionista de influencia sobre la sociedad de naciones y, en su lugar, deben preocuparse de forma seria y responsable por cuidar la biodiversidad, poco difundida y que se “trató y conversó” en la reciente última reunión internacional llevada a cabo en Colombia.
Términos como “reutilizar”, “reparar” y “reciclar” son los que los científicos recomiendan y difunden para evitar el cambio climático. Y, por su parte, lo que de seguro se discutirá en Bakú serán los montos que los países altamente desarrollados aportarán para apoyar a los países mayormente afectados por la variación incontrolable de los climas.
Pero debe ser un tema de permanente atención de parte de todos los países del orbe que la actual generación, integrada por los hombres y mujeres que pueblan todos los hemisferios, y sus autoridades que los gobiernan, tengan el compromiso de dejar este mundo mejor de cómo lo encontraron, a fin de que las próximas generaciones tengan algo que agradecerles.

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