Destruyendo ese discurso mediocre de la mujer como “víctima”
Cuando obtienes capacidad económica, obtienes tu libertad. Y para lograr esa libertad necesitas tomar las decisiones correctas, educarte y trabajar. Vivimos en un país en el que el Estado y los infructuosos que lo manejan han acostumbrado a la mujer a sentirse víctima en diferentes estratos. Y que las consecuencias de sus acciones y decisiones son culpa de la sociedad, el sistema y esa tontería llamada “justicia social”. Lo único que logran con esto es tener mujeres pusilánimes, conformistas y hundidas en un estado de victimización que han empeñado su razón al fracaso. Desde el 2012 hasta hoy, más de 40 mil adolescentes desde los 11 años a 19 años se convierten en madres.
¿Ustedes creen que una niña de 11 años quiere ser mamá? Imposible. ¿Usted cree que una adolescente de 19 años alucina con ser madre? La mayoría se da cuenta de que están embarazadas cuando deja de aparecer la menstruación, es decir, más de un mes después. Tenemos a un grupo de niñas, cerca de 1200, que se convierten en madres cada año. ¿Edades? Menores de 14 años. Las demás madres adolescentes representan edades de entre 15 a 19 años. ¿Qué sucede en la mente de estas jóvenes? Todas han nacido y crecido en medio de una era de difusión de la comunicación e información de la cual es imposible escapar. Entonces, hablamos de un grupo social que, más allá de tener un desconocimiento de las actividades sexuales, el placer y la curiosidad sobre algo casi prohibido para ellos que es el sexo pasa a ser una seguidilla de irresponsabilidades, pésima toma de decisiones y falta de educación en el hogar sobre las consecuencias de tener sexo sin protección.
¿Entienden a qué me refiero? Seré más directa: no podemos prohibir la experimentación sexual de los jóvenes en pleno primer trimestre de la nueva era. Lo prohibido siempre es atractivo. Así que lo primero que haría para acabar con tantas adolescentes irresponsables que no piensan antes de actuar es plasmar la verdad en sus rostros. Traer un ser humano al mundo requiere de un nivel de madurez y libertad económica para generar calidad de supervivencia de ese ser vivo que llega al mundo y la madre o familia que lo produjo. Una mujer o un hombre que comete el gravísimo error de traer a este caótico país a un niño a los 19 años de edad, incluso hasta los 25 años, debería ser la mayor estupidez del mundo.
En un mundo tan competitivo -y la competencia es buena- cargarte una responsabilidad al hombro sin que hayas asegurado tu propia supervivencia debería generar vergüenza y no pena. Pero el socialismo pretende seguir hundiendo en un estado de victimización, pena y falta de responsabilidad a miles de mujeres, cuyas malas decisiones y falta de inteligencia las llevan de la pobreza al estancamiento en esa pobreza. Y les dicen que su situación no es culpa de ellas, sino del sistema. Nada más falso que eso. Si una adolescente, y el 90% de las madres adolescentes entre los 15 y 19 años nacen, según los datos del INEI, de una “falta de educación sexual”. ¡Por favor! Mi madre de 18 años sabía que si no se cuidaba en el sexo, quedaría embarazada y así sucedió. Eso pasó hace 30 años atrás.
En pleno siglo 21, donde la información llega más rápido que los problemas, ¿ustedes me van a decir que una chica de 15, 16, 17, 18 o 19 años no conoce las consecuencias de hacer el delicioso sin protección? Ahí tenemos la emoción por encima de la razón. Una mujer que no puede ser responsable de su propia vida y sus decisiones, no puede hacerse responsable de un ser vivo. Si son tan capaces de experimentar el sexo, que no tiene nada de malo; deben ser capaces de conocer las consecuencias que eso tiene si no se protegen. No pienso prohibir el sexo, es algo maravilloso; lo que busco lograr es responsabilidad. Y que las mujeres nos hagamos responsables de nuestras decisiones. Basta de llamar víctimas a quienes no lo son.
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