Día del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Diplomático Peruano

Hoy es el Día del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Día del Diplomático Peruano. Desde el 3 de agosto de 1821 —hace 203 años— nuestros diplomáticos son los responsables de llevar adelante esta tarea, junto al personal administrativo de la Cancillería, quienes en conjunto han dado cumplimiento a las disposiciones del canciller de turno —Juan García del Río fue el primero—. Nuestra Constitución Política establece que el presidente de la República es quien dirige la política exterior del Estado y corresponde al Ministerio de Relaciones Exteriores su elaboración y ejecución. Así pues, el canciller, jefe de la diplomacia peruana, y el viceministro de Relaciones Exteriores, jefe del Servicio Diplomático de la República, y con ellos, todo el valioso equipo ministerial a su cargo (diplomáticos de carrera y administrativos —provengo de las entrañas de este importante sector profesional de la Cancillería—), actúan conforme a los lineamientos de la acción externa determinados por el jefe de Estado. Todos están localizados, de un lado, dentro del país, en la sede misma de la Cancillería y en otras dependencias públicas estratégicas, así como en las oficinas descentralizadas que cuenta en diversas ciudades del país; y, de otro, en el exterior, integrando las embajadas, los consulados y las representaciones permanentes que tenemos por el mundo. No es un secreto que la Cancillería cuenta con una de las más calificadas porciones de funcionarios y servidores del Estado y eso también es muy bueno para los intereses del país, sobre todo ahora, mirando los nuevos enfoques de su proyección internacional. Torre Tagle requiere de un renovado impulso que le devuelva el liderazgo en la subregión, en la región, el hemisferio y el planeta, como hicieron grandes hombres y mujeres. Quisiera rendir homenaje en esta oportunidad a los diplomáticos con los que he tenido la dicha de interactuar durante mis largos años en Torre Tagle: embajador Gonzalo Fernández Puyó, fino cultor de la elegancia y el trato diplomático por antonomasia, discípulo directo de Alberto Ulloa Sotomayor —lo acompañó en el momento de la fundación de la Academia Diplomática del Perú en 1955 y en el acto de la firma de la célebre Declaración de Santiago de 1952— y a quien quise como el padre que perdí tempranamente, enseñándome todo lo de este mundo de nuestra vida internacional en la prestigiosa Sociedad Peruana de Derecho Internacional; embajador Arturo García García, excanciller, mágico exponente de la diplomacia de la discreción que me contó cada detalle de las gestas de su padre, el también excanciller, embajador Arturo García Salazar, integrando la histórica Comisión UNSCOP de las Naciones Unidas que recomendó la creación de dos Estados (Israel y Palestina); embajador Luis Marchand Stens, excanciller, mi querido Lucho Marchand como fue el trato que me dispensó, fino cultor del derecho internacional con quien trabajamos juntos revisando todo el proceso del litigio contra Chile en la Corte Internacional de Justicia, por disposición del Supremo Gobierno del Perú; embajador Alfredo Chuquihuara Chil, ancashino y egresado de Harvard, de volumen cerebral para las cuestiones de nuestra política exterior, específicamente sobre Ecuador y Chile, y que siempre se preocupó por darme espacios en esta hermosa carrera de derecho internacional y de las relaciones internacionales, y a quien lloré, junto a mi esposa e hijas, por su temprana partida; y al ministro consejero Miguel Ángel Gamarra Malca, diplomático valiente que supo decir su posición principista sobre la dictadura de Maduro cuando cumplía funciones en nuestra embajada en Caracas, íntegro por donde se lo mire, institucional por sobre todas las cosas, y mi segundo hermano en Torre Tagle, ejemplo de obediencia y compromiso, dejando la misión en Uruguay en la que servía, para corresponder al pedido del canciller del Perú, acompañándome como mi jefe de Gabinete. En ellos y con ellos, a todos los diplomáticos y administrativos de la Cancillería, mi profundo reconocimiento, respeto y gratitud en esta fecha entrañable y tan especial.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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