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Dialogar y concertar

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Fecha Publicación: 31/01/2020 - 21:50
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Terminada las elecciones para elegir a nuestros representantes al Congreso de la República, empieza una nueva etapa, la más difícil por las grandes expectativas que el pueblo ha depositado en sus nuevas autoridades.

El pueblo ya no eligió a una mayoría aplastante, como en la experiencia anterior. Esta vez, su voluntad se difuminó por opciones distintas y variadas al punto que todo parece indicar que el nuevo Congreso de la República quedará conformado por ocho bancadas políticas. Y ninguna de ellas con mayoría absoluta.

¿Qué significa ello? ¿Cuál es la lectura que debemos tener, con sensatez y realismo? Que ningún grupo o frente allí representado está en capacidad de imponer nada. ¿A qué obliga esta nueva situación? A dialogar y a buscar consensos en puntos temáticos concretos. La voluntad del pueblo así lo ha señalado, el bien común debe primar. Los proyectos que se presenten deben pasar, necesariamente, por el fino tamiz de la sana concertación política, si se quiere la aprobación de los mismos. Todos deberán pensar, primero, en cómo ayudar a resolver los problemas del país, empezando por los más urgentes y sentidos por la población.

No es que, de pronto, el Congreso se convierta en el escenario para resolver los problemas que, por su naturaleza, deben ser abordados por el Gobierno, según sus competencias. No es que el Congreso vaya a sustituir responsabilidades que son inherentes a las funciones del Poder Ejecutivo. Nada de eso. Se trata que los nuevos legisladores asuman sus roles para colaborar y contribuir a resolver los problemas, dentro del ámbito de sus competencias. Defendiendo sus fueros, y fiscalizando dentro de los parámetros de razonabilidad que la Constitución le impone

El Congreso de la República es quizás el poder más representativo, entre los otros poderes señalados por la Constitución Política. Allí estarán los representantes a quienes hemos seleccionado a través de nuestro voto libre y democrático. Ellos están, en consecuencia, en la responsabilidad de no defraudar la confianza ciudadana, depositada al momento de su elección. La democracia, como sistema político, se expresa en esta decisión, lo cual obliga a generar una sinergia favorable al entendimiento entre las partes involucradas, los nuevos congresistas están obligados a ello, siendo el diálogo el instrumento más directo que no debe ser soslayado.

Los colores políticos ni las procedencias ideológicas podrán impedir los consensos, si se tiene en cuenta que se ha llegado al Congreso a servir y no a servirse de él.

Los nuevos actores de nuestra política nacional deben tener presente que tanto el diálogo como el consenso no son un fin en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar objetivos mayores y más altruistas como es la satisfacción del bienestar de la población en paz y con justicia social. ¿Será muy difícil lograrlo? Ellos tienen la palabra, ahora que han recibido el encargo de los peruanos.
PD: Mi solidaridad para con los damnificados de VES, todos debemos apoyarlos.

Juez Supremo