Diciembre de 2024
Durante la primera década del presente siglo, la economía peruana fue considerada una estrella de la región, superada solo por Panamá. Sin embargo, en los dos últimos años, el crecimiento del PBI peruano ha descendido al puesto 30 de los 33 países de América Latina y el Caribe. En esta entrega tratamos de explicar el porqué de este cambio y qué nos espera en el futuro.
En la Tabla 1 se presenta la evolución de las tasas de crecimiento del PBI para las 33 economías de la región monitoreadas por el FMI durante el período 2000–2024 y su pronóstico de crecimiento para el período 2025–2029, de acuerdo con los datos del World Economic Outlook (WEO) del pasado octubre. Los países han sido ordenados de forma descendente según los promedios anuales de sus tasas de crecimiento del PBI para cada uno de los cuatro períodos mostrados, así como la proyección del FMI para el período 2025–2029.

Mientras tanto, Guyana (ex-Guyana Inglesa), gracias a sus ingentes reservas de petróleo, ha pasado de ocupar el puesto 21 en el período 2000–2012 al primer puesto en los períodos recientes y se espera que continúe siendo el país con mejor desempeño en los próximos cinco años.
Chile y Colombia, países que, al igual que el Perú, han tenido convulsiones sociales y han optado por gobiernos de extrema izquierda, han registrado significativas caídas en sus tasas de crecimiento. Algo similar viene ocurriendo con las economías de Brasil y México. Estas últimas, además, se verán afectadas negativamente por las medidas arancelarias anunciadas por el presidente electo Donald Trump.
Por su parte, Panamá, Costa Rica y República Dominicana, con gobiernos de centro, han conseguido mantenerse en los primeros puestos de crecimiento económico. Argentina, después de descender al penúltimo lugar en los dos últimos años, avizora alcanzar el puesto 3 en el período 2025–2029 gracias a los ajustes que viene aplicando Milei.
Lo resaltante del deterioro de la economía peruana es que este se ha dado, especialmente en los últimos 10 años, en un escenario de términos de intercambio (precios de nuestras exportaciones versus precios de nuestras importaciones) muy favorables.
A partir de esta constatación, podemos concluir que el deterioro del crecimiento del PBI se ha debido principalmente a dos factores:
Las convulsiones sociopolíticas, que han creado un clima de incertidumbre para las inversiones.
El significativo deterioro de la gestión pública, que ha visto desplomarse la calidad técnica y ética de sus funcionarios, especialmente a nivel de gobiernos regionales y locales.
A estos dos factores hay que sumar el surgimiento de una ola de violencia criminal que viene azotando todas las esferas sociales y amenaza con paralizar aún más la alicaída economía nacional.
Lo sintomático del actual deterioro económico es que, en esta oportunidad, el deterioro no está asociado a factores externos, sino que ha sido producto de nuestra propia incompetencia. El nivel de deterioro es tan grande que instituciones tutelares como el Poder Judicial, la policía, la educación y la salud pública requieren una refundación.
La solución pasa por renovar integralmente la burocracia. Como este proceso no se puede ejecutar de un día para otro, se debe optar por un proceso progresivo que asegure el ingreso de personas altamente calificadas a la administración pública en los tres niveles: nacional, regional y local.
El ingreso a la administración pública debe hacerse exclusivamente a través de concursos meritocráticos a nivel nacional. Estos concursos deben realizarse utilizando procedimientos similares a los que emplea el Banco Central de Reserva. Es decir, la selección debe hacerse en dos etapas:
Primera etapa: Un concurso a nivel nacional para seleccionar a los candidatos que deberán seguir un curso mínimo de un año en administración pública.
Segunda etapa: Seleccionar a los mejores alumnos de estos cursos anuales.
De esta manera, se garantiza la calidad técnica y ética del funcionario público, eliminándose la incorporación por favor político. Los cursos anuales deberían estar especializados de acuerdo con la función a desempeñar (cursos para jueces, funcionarios de SUNAT, profesores, médicos, enfermeros, policías, etc.).
Asimismo, la incorporación de nuevos funcionarios debe ir acompañada de un plan de carrera que garantice remuneraciones adecuadas, capaces de atraer a los mejores estudiantes universitarios de todo el país.
Existen experiencias exitosas de este tipo de incorporaciones al sector público, como las de España, la India y muchos otros países.
Nuestras autoridades tienen la palabra.
(El contenido de esta columna se puede consultar en www.prediceperu.com.)
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