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Dina Boluarte, su gobierno y nuestra democracia

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Fecha Publicación: 24/07/2023 - 21:40
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Ahora que acabamos de conocer que la percepción de la democracia en el Perú ha disminuido dramáticamente, conviene tener presente que, aunque imperfecta, es el mejor sistema político que contamos, y debemos hacer todo lo posible para conservarlo; de lo contrario, el país con un pueblo, desgraciadamente sin la educación que se merece, es una bomba de tiempo que podría explotar y no hay que permitirlo.

A solo 3 días de la celebración del 202 aniversario de nuestra independencia nacional, será bueno recordarle al Gobierno del Perú, acerca de la imperiosa necesidad de defender la democracia del anarquismo que es el camino inexorable hacia la barbarie. En ese esfuerzo, la presidenta, Dina Boluarte, deberá cambiar de actitud política, es decir, abandonar la vocación por el statu quo, que es lo mismo que dejar que pasen las semanas y los meses con tal de conservar la investidura que ostenta por sucesión establecida en la Constitución Política de 1993.

Eso no sería gobernar y mucho menos digno de quien ha sido ungida con la más alta dignidad del Estado, dado que solamente Dina Boluarte cuenta con la prerrogativa de personificar a la Nación peruana y la de constituirse en jefa del Estado y jefa Suprema de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Precisamente gracias a la democracia, que es el gobierno del pueblo, es decir, del soberano que otorga directamente por el acto del sufragio universal -elecciones- el poder político para ejercer la gobernanza o porque así está establecido en la Carta Magna –también aprobada por el pueblo– al regular la denominada sucesión presidencial constitucional –es su caso–, es que el país no ha perdido el camino de su destino como Estado nación.

Pero también es cierto de que habiendo disminuido la referida percepción ciudadana sobre la democracia en el Perú, y pegado a ello, verificarse un aumento incontenible en la desaprobación de la presidenta, su gobierno se vuelve cada vez más vulnerable y en ese marco, los riesgos de que cualquier suceso inusitado o deliberado, puedan contribuir a un mayor deterioro político sobre ella como jefa de Estado y sobre el Perú mismo, y esta última idea que expongo es peligrosamente válida en el frente interno como en el internacional del país.

Los que buscan conservar el estado de cosas para dejar seguir pasando el tiempo sin relevancia, pues no están gobernando como se esperaba; así actúan porque desean conservar sus cargos a cualquier precio o para tener tiempo suficiente para asaltar el Estado, y por ello, seguirán inculcando a la presidenta –que no muestra ningún signo en contrario–, el miserable gobierno del avestruz porque en medio de un país polarizado, será más rentable no mirar la realidad sino, en cambio, sumergirse en el confort de sus apetencias particulares, que es lo mismo que el de la gobernanza del arribismo y la mediocridad, poniendo al país en bandeja de los extremistas y eso sí, sería imperdonable. ¡No hay que permitirlo!

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