Dina necesita ubicaína (III)
A estas alturas, ya son de dominio público detalles referidos a la compra y entrega por parte del gobernador Oscorima a la señora D. Boluarte (que los usó intensamente apenas recibidos), de tres relojes Rolex y una pulsera, de alto valor todos ellos.
Por la pluralidad de bienes cedidos, resulta poco –nada, sería mejor decir– creíble aquello de la no aceptación en propiedad del primer reloj, ya que es absurdo que producido tal evento, se repitiera el ofrecimiento incluso solo en préstamo respecto del segundo y tercer reloj y de la pulsera.
Quedan por determinar otros detalles, como el de la responsabilidad legal, administrativa o penal, que se derivaría de este enredo “joyístico”. En efecto, según especialistas, sobre todo en materia penal, se podría haber configurado un caso sancionable penalmente, considerando el contexto en que ocurrió la entrega de las prendas de lujo, posiblemente en instalaciones públicas y dentro de la jornada laboral del “benefactor” y la “beneficiada”. Incluso se señala que además del evidente beneficio obtenido por la Sra. Boluarte al usar las prendas, podría también acreditarse que el generoso proveedor de los aderezos haya sido también beneficiado con fácil e inmediato acceso a millonario monto de dinero público, que le es difícil obtener a otros ejecutivos regionales y locales, con lo cual se trata de un intercambio de prestaciones.
Más allá del resultado y consecuencias legales de las investigaciones, ya en manos de las autoridades llamadas a perseguir el delito, resulta innegable que a nivel político se trata de un caso desgraciado, que desde el primer intento de eludir rendir cuentas por parte de la mandataria y sus ministros, ha dañado seriamente la moral pública, entendida como la recta conducta exigible a los funcionarios.
Peor aún, le ha dado argumentos a los falsos demócratas para cuestionar la continuidad del gobierno y espetar su manido “váyanse todos”, buscando arrastrar al Congreso de la República, cuya elección si bien coincide en fecha y hora con la elección para el Poder Ejecutivo, implica un proceso electoral distinto, con requisitos y reglas también distintas.
Pretenden sacar ventaja de lo acontecido, los mismos ex socios de la Sra. Boluarte, de la extrema izquierda y caviarada, aquellos que siempre han apostado por la llegada al poder de gente sin hoja de vida personal, profesional o laboral relevante, que nada tengan que ofrecer ni perder, salvo considerar que su actividad política ha de servirles para beneficio propio y/o de grupo. Tal es la responsabilidad inexcusable de la compañera de fórmula del mal chotano.
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