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Dina, no sigas matando a los formales

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Fecha Publicación: 10/09/2024 - 22:50
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Necesitan dinero para prolongar la agonía de Petroperú, y una de las formas más “creativas” de conseguirlo parecería ser la reducción del Drawback, a partir del 2025; irresponsablemente bajarlo de golpe del 3 al 0.5% para, dicen, ahorrar S/ 770 millones que seguramente se destinarán a subsidiar a este elefante blanco que se ha convertido en un cáncer para la economía de nuestro país. Ninguna consultora o PMO tiene la capacidad para resucitarla. Le tengo un gran aprecio personal y profesional al presidente del directorio, Oliver Stark, pero pienso que no hay manera de reestructurar a una empresa pública que carece de toda espalda financiera o capacidad de pago, salvo el bolsillo de los peruanos. El tema no debería seguir acaparando las primeras planas cuando el país enfrenta situaciones graves de inseguridad, corrupción y anemia.
“París bien vale una misa”, es una frase atribuida a Enrique IV, pretendiente hugonote al reino de Francia, que eligió convertirse al catolicismo para poder reinar. Desde entonces se viene utilizando con la finalidad de establecer prioridades: es útil renunciar a algo, aunque sea aparentemente valioso, para obtener un beneficio mayor, en este caso, detener el sangrado de dinero público en una economía debilitada. El problema es que Boluarte no se atreve, prefiere seguir pateando el problema y que lo resuelvan en el 2026. Un gobierno timorato y diletante es el peor castigo para un país.
Si reducen o eliminan el Drawback, muchísimos pequeños exportadores tendrán que subir el precio de sus productos, no podrán competir y quebrarán. Así de simple. Por ello, rechazo las opiniones de gente que nunca en su vida ha realizado actividades de exportación y se pronuncia con una ligereza imperdonable. Se le critica por ser un subsidio ciego e inmerecido en un escenario de aranceles cada vez más reducidos. Podría ser cierto, pero ¿de qué otra manera puede compensarse la pobre competitividad de nuestro país? Llámese el carísimo flete por falta de vías de acceso, la baja productividad y la alta carga laboral que encarecen muchísimo los costos frente a nuestros pares de Latinoamérica, en cuyas jurisdicciones también se dan medidas de promoción a las exportaciones no tradicionales.
Además, es un verdadero vía crucis seguir el procedimiento ante SUNAT, no solo extenso y desgastante, sino excesivamente riguroso respecto de los documentos contables. El aspecto positivo es que los interesados son los mayores promotores de la formalidad, porque si quieren cobrar el Drawback, tienen que exigirles a sus proveedores absoluta prolijidad con el manejo de sus comprobantes de pago. Al final, es un excelente mecanismo para inducir a la formalidad que el Gobierno está decidido a matar. ¿En qué están pensando?
Igualmente, nunca se logra recuperar el 3% porque la SUNAT cumple su labor obstruccionista a cabalidad. Entonces, si lo reducen a 0.5%, no devolverán nada porque no lo pedirá nadie; caerá en el olvido por falta de uso, ya que preferirán canalizar esfuerzos para abaratar costos por otra vía, quizás “non sancta”.
A más inri, si en una fiscalización posterior se descubre un incumplimiento de las obligaciones formales, SUNAT exige el íntegro de lo “indebidamente cobrado” más el 100% de multa. En otras palabras, un solo acto abusivo de la administración puede hacer tambalear a la empresa. Es una espada de Damocles permanente, a pesar de que existe evidencia de que la exportación se ha realizado y que se ha incorporado valor agregado en el Perú.
Hay que fomentar la exportación de productos peruanos al mundo, las oficinas comerciales hacen una excelente labor de promoción. ¿Por qué vamos a castigarlos? ¿Para mantener viva a Petroperú? Liquídenla, es insalvable.

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