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Dina sin esquina

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Fecha Publicación: 30/07/2023 - 21:30
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La primera presidenta del Perú, Dina Boluarte, desperdició la oportunidad de alentar esperanzas y fortalecer la confianza del sector empresarial para restablecer la inversión privada, exponiendo un programa coherente de reactivación que sirva de punto de quiebre a la recesión que ya registra tres trimestres de crecimiento negativo (octubre 22-junio 23), que en rigor, se germinó en el catastrófico gobierno de Pedro Castillo.

El mensaje de Fiestas Patrias de 3 horas resultó innecesariamente largo y farragoso envuelto en una ensalada de cifras, y en lugar de anunciar un nuevo amanecer, trajo a la memoria aquellos interminables discursos de despedida, premonitorio, que otrora pronunciaban los presidentes al entregar la banda, listando obras a troche y moche. No es que se pidiera “peras al olmo”, pero se auguraba que el equipo de gobierno de Boluarte tendrían la suficiente solvencia y experiencia para elaborar un relanzamiento político. Pero no fue así.

“Tuvo mucho humo”, señala el exvicepresidente del BCR Luis Alberto Arias, porque soslayó la actual crisis económica sin incorporar una línea de la caída de la recaudación fiscal, que se estima 2% del PBI (S/ 20,000 millones), que requiere un financiamiento que no mencionó, para no quebrar el voto de respetar el déficit fiscal programado de 2.4% del PBI y poder cristalizar la retahíla de promesas que ofreció.

Así mismo, repitió la sempiterna promesa del “Destrabe de proyectos” que inició el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), sin éxito. Por lo pronto, dos proyectos que lidera ACS, la empresa española de Florentino Pérez (Real Madrid), siguen enredados: la Línea 2 del Metro de Lima, que se inició el 2014 con el fin de operar durante los Panamericanos de 2019, aún no llega ni a la mitad de la obra, mientras que la irrigación Majes Sihuas se encuentra paralizada por reclamos extracontractuales; y la 3ra etapa de Chavimochic y el Gasoducto del Sur, congeladas por el Caso Lavajato, siguen en compás de espera. Con la primera se intentará un acuerdo de gobierno a gobierno (G2G), mientras que el segundo no mereció una línea.

Otra de las promesas, repetida por Castillo sin ton ni son, la “masificación del gas”, volvió al tapete: señaló que el Legado de Dina será: “establecer conexiones de gas natural en cada hogar del sur”. A vista de buen cubero, 2.5 millones de conexiones abarcan 10 millones de peruanos. Actualmente, apenas el 10% de la población accede a este servicio, del cual, 9 de cada 10 usuarios se encuentra en Lima Metropolitana.

El costo de una conexión domiciliaria bordea en Lima los US$ 300, pero la red de poliductos es otro cantar. Se requerirá triplicar el actual tendido que alcanzan los 16,000 kilómetros, pero eso cuesta un platal de miles de millones, que no figuran en el presupuesto, y contar con actores de primer nivel como la española Naturgy, que tenía la concesión de Arequipa, Ilo, Moquegua y Tacna y nos dejó el 2020, abandonando una inversión de 100 millones de euros, por la inoperancia del gobierno de Martín Vizcarra.

¿Podrá Dina Boluarte salir de la recesión sin el masivo aporte de la inversión privada? Ese era el interrogante prioritario que tenía que resolver y no lo hizo, porque sin crecimiento, el resto de los ofrecimientos son suspiros que son aire y van al aire, a los que seguirán lágrimas que irán al mar.

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