Dina ya se siente presidente gracias a China
A pesar de haber generado burlas por las redes sociales al bajar del avión vistiendo un buzo de Los Simpson en medio de una escala que hacía a su viaje a China, a Dina Boluarte le fue bastante bien en lo que a relaciones internacionales respecta. Mientras por un lado Biden solo la utilizó para lograr subir unas escaleras mientras los fotografiaban, Xi Jinping le mostró el respeto que cualquier mandatario aspira recibir: la trató como a una presidente de verdad.
Era inevitable verla sonreír como la vimos, luego de que su gobierno comenzara con lo que fue casi una revuelta, para luego ser maltratada por distintos presidentes de la región, negándosele incluso la posibilidad, al Perú, de asumir la presidencia de la Alianza del Pacífico, a lo que se sumaba el que ella no pudiera dejar las fronteras del país debido a mandato constitucional. Ya en China, Dina al fin se sentía realmente como presidenta del Perú.
Y los tratados que se han firmado son importantes para el país, todos lo reconocen; que las potencias emergentes traigan capitales, se fortalezca el comercio y las relaciones internacionales, siempre será positivo para las naciones.
Es cierto que este acercamiento con China era algo que ya venía configurándose por años, y que Boluarte solo ha tenido la suerte de estar en el momento preciso. A pesar de eso, la historia recordará que fue durante su gobierno cuando se firmaron estos acuerdos.
Se dice que el eje del mundo está cambiando, China, hoy, avanza raudo para desplazar a EEUU del título de país con el mayor PBI del mundo (17 billones vs, 25 billones de dólares), y su penetración económica, política y cultural es cada vez más presente en la sociedad actual, principalmente a partir de tecnología de alta sofisticación a precios más bajos que su competencia.
Todo parece genial, sin embargo, se tienen que considerar algunos detalles al avanzar en la relación con China, principalmente el que tiene que ver con las relaciones de colonialismo económico que podría establecer en su proceso hegemónico.
El Megapuerto de Chancay del cual tendrán total control empresas chinas, el copamiento de los servicios y producción eléctrica en Lima y el Perú y su fuerte penetración tecnológica, son solo algunas de las aristas del ingreso de la economía china al Perú, que podrían poner en riesgo nuestra soberanía y seguridad nacional.
Además, el que se trate de un país desarrollado, no exime a sus empresarios de malas prácticas. Hace unos meses, trascendió que, en Ica, una empresa china construyó una fábrica de cerámicas, que consume grandes cantidades de agua en una zona que tiene escasez de este recurso, por lo cual no se le podía dar permiso.
Actualmente empresarios agroexportadores y agricultores de la zona de Villacurí han emprendido acciones legales contra el alcalde iqueño por permitirle a la empresa iniciar el trámite de cambio de zonificación, con lo que se validaría su accionar. Según se ha mencionado en la prensa, esta empresa recibió asesoramiento de Nicanor Boluarte, hermano de la presidenta.
Más allá de lo positivo que pueda ser traer inversiones al Perú, no se debe descuidar el factor de prioridad y defensa nacional, los países imperialistas, sean China o EEUU, siempre buscarán beneficios para sus propios estados, es lo natural en la política internacional. Nuestros políticos tienen que estar a la altura para no dejarse aplastar por el poder externo, y encontrar un punto de equilibrio que nos permita negociar con los más grandes, sin necesidad de someternos.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.