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Dinamitando la institucionalidad militar

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Fecha Publicación: 08/11/2021 - 23:00
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El presidente Castillo habría incurrido en –otra- causal de vacancia, al haber removido sin motivación alguna al ex Comandante General del Ejército, General de División don José Vizcarra.

Momentos antes que el General Vizcarra ingresase al despacho del jefe de Estado, Bruno Pacheco, Secretario General de la Presidencia, le dijo “El presidente le pide incluir en el rol de ascensos al coronel EP Ciro Bocanegra, para que asuma el rol de General de División”. El hasta ese momento Comandante General del Ejército Peruano, José Vizcarra, le respondió: “Imposible”, Pacheco insistió.

Llegó a decirle: “El presidente Castillo necesita contar con gente de su confianza suya en el comando de las Fuerzas Armadas. Necesita lealtad.” Le mencionó varios nombres. Vizcarra desoyó semejante tropelía.

Pensó: “Confirmaré con el presidente Castillo si es verdad lo que ha sugerido su Secretario.” Hasta acá es indispensable preguntarse: ¿Qué diferencia existe entre esa grosera interferencia política a los institutos armados propuesta por el Secretario del presidente Castillo, y el manoseo fujimontesinista a las FFAA; delito por el cual continúan presos sendos militares; entre ellos, el ex Comandante General del Ejército Nicolás Hermosa Ríos y el expresidente Fujimori? ¡Absolutamente ninguna! El General Vizcarra no volvería a dirigirle la palabra al Secretario de Castillo. Pensaba: “hablaré de esto con el jefe de Estado”. Minutos más tarde ingresaría al despacho presidencial.

Al General Vizcarra le sorprendió que el mandatario Pedro Castillo le pregunte “¿por qué no ascienden los coroneles Sánchez Cahuancamo y Bocanegra Ciro, más conocidos como “los chotanos”?”.

Respuesta: “No cuentan con calificaciones de conocimiento ni aptitud personal suficientes para ascender de Coronel a General”. En ambos casos Castillo machacaría lo mismo: “necesito gente de confianza en el comando militar.” ¡Una intromisión prohibida! Al final, el presidente Castillo despidió al General Vizcarra diciéndole con ironía: “Bien General, suscribiré las resoluciones tal como usted me las ha presentado.” ¡Todo ocurrió al revés! Algo parecido sucedió en la Fuerza Aérea. Castillo procuraba monopolizar las FFAA con personal de su confianza. ¡Igual que Fujimori con Montesinos!

Es flagrante la injerencia del presidente Castillo en dinamitar la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, en un contexto donde su administración, a través de sus principales voceros, demanda convertir al Perú en una sociedad comunista; aparte de imponernos las políticas de sendero luminoso. Ejemplo, tomar todas las escuelas y universidades. Para lograrlo tiene a un prosenderista calificado, como Carlos Gallardo, quien ejerce el cargo de ministro de Educación siendo activista del “pensamiento gonzalo”.

¡Es decir, un cargo táctico para envenenar a niños y jóvenes! También avanza la legalización del cultivo de la hoja de coca, para transformarnos en alguna republiqueta cocainómana, estilo Venezuela o Bolivia. En ambos extremos –el narcoterrorismo- Castillo choca con las FFAA. Porque, junto con la Policía, tras 25 años de terrorismo plagado de sangre y muerte, los salvadores del país fueron los uniformados del Ejército, Marina, Aviación y Policía.

El poder Judicial tácitamente condenó a cadena perpetua a Fujimori y Hermoza Ríos por el mismo crimen que hoy comete Pedro Castillo. Merece entonces el mismo final.

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