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Dios ciega

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Fecha Publicación: 28/09/2019 - 21:00
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He recordado que, a despecho de su discapacidad visual, el líder aprista Luis Alberto Sánchez (vicepresidente de la República, presidente del Consejo de Ministros, dos veces presidente del Senado, rector de la Universidad Mayor de San Marcos y Diputado), escribió en sus voluminosas memorias “Testimonio Personal” una cita valiosa para entender el curso errático de la vida republicana del Perú: “Dios ciega a quienes quiere perder”.

Y debe subrayarse que no la invocó solo para denostar adversarios o enemigos (estos últimos, la quinta esencia de la estupidez nativa que suelen organizar cruzadas en la vida democrática destinadas al aniquilamiento de los de la vereda del frente y no la alternancia) sino también a su propia casa, el Partido Aprista, ganado en ocasiones por la prisa, la vanidad y el desborde. Invito a leer el tomo III de esas memorias en el capítulo referido a la revolución del 3 de octubre de 1948 para corroborar lo dicho.

Pero Sánchez también puso en claro que el antiaprismo de la oligarquía y los comunistas de esos años, contribuyó a la parálisis social y económica del país. Se sucedieron golpes de Estado, gobiernos de todo pelaje pero el APRA quedó allí por otras seis décadas, logrando ganar hasta dos elecciones generales con Alan García. Hoy el fujimorismo sustituye esa imagen de bestia negra que ostentó el PAP en su época de oro y el afán de destruirlo gana la agenda antes que propiciar aproximaciones a sus exponentes más sensatos o siquiera aguardar su último suspiro por inanición de metas, así como por la lectura inadecuada de la coyuntura.

En el absurdo de pretender el adelanto de las elecciones y querer imponerlo en las calles antes que sujetándolo a la Constitución, Dios cegó al presidente Martín Vizcarra. Lo dejó en tal penumbra que tirios y troyanos han admitido el inmenso papelón del jefe de Estado al verse incapaz de exhibir un plan alternativo a lo previsible (el rechazo al proyecto del Ejecutivo).

Mayor oscuridad experimentó el premier Salvador del Solar, obligado inicialmente a una cantinflada donde dijo lo que no dijo pero decía lo que aparentaba decir, para después anunciar que iba al Congreso a fin de pedir atención del plenario el día lunes 30 donde presentará una cuestión de confianza por un proyecto de nuevas reglas destinadas a la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional. A la fecha, se desconoce el contenido de ese proyecto.

Está abierto un derrotero de múltiples caminos en cuyo horizonte solo se vislumbra que no habrá elecciones adelantadas. Todo lo demás (disolución del Congreso, renuncia de Vizcarra, freno a la elección del TC o nombramiento de unos pocos) amerita un elogio a la ceguera, con el permiso de Saramago.