“Dios es peruano”
La frase “Dios es peruano” nunca había estado tan cerca de la verdad. ¿Por qué? Porque Robert Prevost ha sido elegido papa, se nacionalizó peruano en 2015 y ha tomado como nombre de su papado León XIV. Esto significa que, en su visión simbólica para la Iglesia Católica, tiene la intención clara de continuar y renovar ciertos legados eclesiásticos. El nombre León ha sido utilizado por trece papas antes que Prevost. Entre ellos destacan: León I “el Magno”, apodado así por evitar el saqueo de Roma por parte de Atila el Huno en el siglo V; y León XIII, famoso por abordar profundamente los derechos de los trabajadores, frente a los abusos e inequidades de su tiempo, estableció las bases de la doctrina social de la Iglesia.
Esto da sentido a la elección del nombre de pontífices como León XIV, bajo el signo de un similar y valiente compromiso a la luz de la actualidad del siglo XXI. Es interesante el hecho de que León XIII vivió durante la Revolución Industrial, y que a León XIV le ha tocado una época de revolución digital, marcada por la inteligencia artificial.
No podemos dejar de lado la suspicacia respecto a que, en la actualidad, la influencia del mandatario estadounidense Donald Trump es grande. Siendo también un conocedor del nacimiento de León XIV, no será ajeno a la influencia política internacional desde Roma, en relación con el renacimiento o los esfuerzos de la paz mundial. No sería la primera vez que la Iglesia Católica es influenciada por la política. En la Edad Media, con los Estados Pontificios, el papa Gregorio VII excomulgó al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Enrique IV, por querer elegir obispos. Hechos como la coronación de Carlomagno, las cruzadas, el Tratado de Tordesillas, la Inquisición o el Tratado de Letrán con Benito Mussolini son evidencia de que la Iglesia Católica ha tenido poder político real.
Hay que considerar la pérdida de influencia católica en Europa occidental. Países como España o Francia han sufrido una disminución de la población que asiste a misa. Los escándalos de abusos, la división entre obispos conservadores y progresistas, y la investigación al banco del Vaticano, llamado Instituto para las Obras de Religión (IOR), son actos que han provocado que la gente se aleje de la Iglesia.
Los retos del sumo pontífice Robert Prevost, heredados también por el papa Francisco, incluyen la sinodalidad (más participación de los obispos), la apertura pastoral hacia los divorciados, entre muchos otros, que irá encontrando en su camino. Pues no es nada fácil ser el máximo representante de Cristo en la Tierra. Muchos han pasado por el trono de San Pedro, pero no todos han podido cargar con él. Aunque esto es poco común, ha sucedido, y no hace mucho: San Celestino V (renunció en 1294) y Benedicto XVI (renunció en 2013).
Esperemos lo mejor.
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