Diplomacia democracia y cristianismo
La vigencia del Estado de Derecho es fundamental para el desarrollo de las relaciones internacionales. Así como también lo es la democracia, entendida esta no solo como la frecuente repetición de actos electorales, sino la administración del poder bajo un sistema de equilibrio de controles efectivos a través de instituciones. Las mejores realizaciones se hacen visibles cuando las personas más capaces pueden actuar en libertad y tienen la oportunidad de realizarlas. Esta es una virtud de la democracia.
Esto se hace más evidente si se logra con reconocimiento internacional. Resulta especialmente satisfactorio recordar que la Organización de Estados Americanos acogió la iniciativa peruana de la Carta Democrática. Un hito histórico que marca la importancia del sistema internacional para la preservación de valores y principios fundamentales para la convivencia pacífica entre naciones.
Las buenas relaciones internacionales son asimismo fundamentales y deben ser cultivadas de acuerdo con su importancia al más alto nivel. El Perú mantiene una histórica y especial relación con el Estado de El Vaticano regulada a través de un Concordato.
Todo ello acorde con los preceptos de la convivencia, fomentando la paz, y la cooperación internacional. En ese contexto el Servicio Diplomático de la República refleja la constancia y continuidad en la defensa de los intereses permanentes del Perú. La Cancillería es una institución que ha realizado importantes contribuciones al desarrollo de la identidad y conciencia nacional. Las instituciones son fortalecidas con los diversos aportes profesionales de sus integrantes, que de este modo serán asimismo sólidas contribuciones a una comunidad internacional más eficiente.
Como lo adelanté en mi libro “Relaciones Internacionales Modernas”, publicado en Europa hace una década, habrá una nueva división entre países: los eficientes, y los ineficientes. Ello en función a cómo resuelven los problemas de sus ciudadanos, así como en el modo como aportan a la Comunidad Internacional. Los países eficaces serán los más influyentes. Pero todos, en una medida u otra, deben estar involucrados ahora par el orden político y económico mundial, sin afectar principios ni valores consagrados en el sistema democrático. En este sentido el auspicioso resultado de la Asamblea General de la OEA en Lima abre un camino para lograr la coherencia necesaria a nivel global con mayor cohesión a reafirmar nuestros legítimos intereses nacionales. Nuestra nación está integrada por ciudadanos con vocación democrática y convicciones religiosas católicas. Por ello su Santidad el Papa ha invitado al Vaticano al Presidente del Perú, quien constitucionalmente personifica la Nación. Era de esperar que el Parlamento dé la autorización de viaje que corresponde, de lo contrario caeríamos en una contradicción sobre respeto a valores esenciales que perjudicaría la imagen internacional del país, así como las expectativas de millones de creyentes peruanos, así como del mundo.
La política exterior, que representa intereses permanentes, permite mejorar asimismo el equilibrio del poder interno que, en una sociedad moderna, que enfrenta desafíos internacionales, constituye una responsabilidad compartida.
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