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Discusión bizantina

Fecha Publicación: 26/05/2020 - 20:10
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Motiva estos renglones la concurrencia al Congreso el día de mañana del premier con el Gabinete en pleno. Antes, una pequeña licencia para dos digresiones. El pedido del fiscal Pérez para que el juzgado evalúe la variación del arresto domiciliario que cumple PPK porque el ex presidente habría transgredido las reglas es un abuso. Calificar la entrevista televisada de marras –cuyo contenido es inocuo procesalmente-, como una “reunión o visita social” prohibida no sólo es absurdo sino que desmerece la supuesta idoneidad e imparcialidad del mediático miembro del Ministerio Público.

Lo otro, es que más allá de la posición que se tenga sobre la re-re-re prórroga del Estado de Emergencia por la peste del Covid-19 y de las “medidas que debe observar la ciudadanía hacia la nueva convivencia social”, resulta urgente que el Primer Mandatario mejore la estrategia de comunicación durante sus prolongados mensajes. A Dios gracias, publicado el Decreto Supremo se pudo conocer cabalmente las medidas. Ahora al punto.
Al pergeñar estos borrones, felizmente ya se ha zanjado el disparatado bizantinismo en torno a si la presentación del presidente del Consejo de Ministros ante el Parlamento debía ser conforme al artículo 130 o 135 de la Constitución. Lo insólito es que, para fines prácticos, daba lo mismo. El primer ministro sostuvo que el Gabinete que preside asumió funciones antes de la elección de este Legislativo extraordinario y, por ende, se aplica el artículo 135.

El Congreso sostenía que los actos del Ejecutivo exceden el período del interregno parlamentario debido a la situación de emergencia nacional que sufre el país y que lo que manda también es lo dispuesto por el artículo 130. Los dos poderes llevan razón y fueren galgos o podencos lo inaudito es que bien interpretados ambos supuestos jurídicos de control político regulados por la Carta se establece que el Gobierno se encuentra obligado a exponer y dar cuenta de sus actos y, al hacerlo, ciertamente no le queda más remedio que sustentarlos en su gestión y en las medidas de política general o pública que requiere. Concluida la exposición plantea la cuestión de confianza y el Poder Legislativo, después del debate en el Pleno, la otorga o niega sin que tenga sentido promover alguna censura.

La cosa, pues, no era complicada de superar y ahora toca a los dos Poderes del Estado portarse a la altura que exige la difícil coyuntura nacional y no repetir la aberración del año pasado. ¿Será mucho pedir? ¡Amén!