Disparándonos a los pies

El Perú está superando el problema de la convulsión social provocada y orquestada desde el gobierno de Pedro Castillo con el apoyo de los jerarcas del denominado socialismo del siglo XXI y dirigida desde Bolivia por el inefable Evo Morales, cuyo objetivo final, con el cuento de la creación de la nación aimara, es concentrar fuerzas totalitarias del comunismo cubano, venezolano y nicaragüense con el beneplácito de los populistas argentinos, brasileños y chilenos, para fraccionar desde el corazón mismo de Latinoamérica a toda la región para empobrecerla hasta dominar por completo la mente de la suma de todos los pueblos que terminarían oprimidos.

Ahora que el Perú se ha convertido en una muralla para esta perversa ideología, en vez de consolidar la institucionalidad y crear nuevamente un escenario ideal para la ejecución de grandes obras en infraestructura, sean éstas de desarrollo vial o industrial, o también de educación y salud, vemos a un Ejecutivo dubitativo, envuelto en sospechas de corrupción que alcanzarían a la misma presidenta con el financiamiento de su campaña, descubrimos con sorpresa que, a pesar de todo lo pasado que no fue bueno, ahora, el que apoyó en todo al golpista Castillo se reúne varias veces por semana con altos funcionarios de este gobierno dando la fundada impresión de un cogobierno del Ejecutivo con APP que, además, puede observarse en las votaciones en el Congreso.

El asunto es que el Ejecutivo sigue en un dejar hacer y dejar pasar, algo así como un mero pasado por agua caliente, teniendo frente a sí a una avalancha de problemas de salud con el dengue y la pobre infraestructura sanitaria, graves problemas de conectividad digital, friaje ya en curso y El Niño Global desatándose. Todo el país debería estar movilizado, pero el Ejecutivo anda a tientas y así no se gobierna.

El Congreso se ha convertido en la peor vergüenza nacional. No tenemos leyes que generen marcos normativos de apoyo a la pacificación social, al impulso de la inversión pública y privada, a la defensa de la población con un sistema de justicia eficaz para la protección de sus derechos y reglas para su autodefensa de ser el caso y una administración pública en donde la burocracia no nos esclavice con reglamentos y manuales dispersos y obtusos que solo sirven para entorpecer la vida nacional y crear las condiciones para el mayor crecimiento de la corrupción, entre otras normas que debieran ser mejor trabajadas en vez de estar los legisladores disputándose el poder en acuerdos y componendas donde los extremos se juntan para su propio beneficio.

Tenemos en curso el proyecto de la nueva carretera central y, por lo que se publica, aquí tendremos otro caso similar a la refinería de Talara. El puerto de Chancay debe ser de primerísima prioridad para consolidar nuestro comercio con el Asia. La conectividad nacional con internet ya debería haberse completado. En fin…

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