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Doce años detrás de una fría celda

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Fecha Publicación: 16/04/2023 - 21:20
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Daniel Urresti es un hombre de fe, según el registro de su vida privada en lo público. Su sumisión ante dios es evidente. Pero Urresti olvidó el quinto mandamiento de su Dios: no matarás. El exministro del Interior pasará los últimos años de su tercera edad en una celda del penal de Ancón II. Algunos lo llaman destino, y otros, karma.

Converso con diferentes profesionales en derecho penal y todos coinciden en que Daniel Urresti está en jaque mate. Los delitos por los cuales ha sido sentenciado se encuentran dentro del marco de lesa humanidad; es decir, la justicia peruana no sólo está bajo la observación de los medios y de la opinión pública: estamos bajo la mirada de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Aunque algunos soslayen a dicha institución, el Perú se encuentra bajo sus lineamientos, y mientras eso sea así debemos alinearnos. Dudo mucho que la sentencia pueda ser revertida, y que logre cambiar el temperamento del capitán 'Arturo'.

¿Por qué la Corte Suprema decidió que se revisara el caso y se inicie un nuevo juicio oral? Porque las pruebas presentadas en contra de Urresti por la Fiscalía no habían sido valoradas de manera objetiva. En consecuencia, lo absolvieron. El Ministerio Público apeló y la Corte Suprema decidió que sea otra sala la que reanude el juicio.

Han pasado cuatro años, desde aquel abril de 2019, antes que ese personaje chabacano e irrespetuoso sea recluido en un penal. Cuatro años que fueron muy intensos en la vida del excongresista: fue elegido parlamentario, ha peleado con todo el mundo, logró ser uno de los candidatos favoritos para ganar las elecciones municipales del 2022 y un presumido vía redes sociales. Urresti ha vivido intensamente los últimos cuatro años.

El sentenciado por asesinato grita en audiencia que nunca podrán probar que no se encontraba en la base militar el día del asesinato de Hugo Bustíos. Sin embargo, si la Corte Suprema ordenó la reapertura del juicio oral, es porque diversos testigos y sus declaraciones no fueron valorados en la magnitud que merecían. El Poder Judicial y la Fiscalía han tejido el relato del caso para llegar a la verdad. Por ello, 34 años después del asesinato de un periodista, el verdugo convertido en un político soberbio y autosuficiente se estrelló contra las consecuencias de su pasado.

Lesa Humanidad, ha dicho el Poder Judicial en su sentencia. Palabras mayores que terminan por hundir a un hombre que en su meta de lograr el poder político y el reconocimiento social, se dedicó a sembrar rencor, rechazo y enemistad con otros. Se burló de todos los políticos que pasaban por alguna desgracia a consecuencia de sus actos. El destino le ha golpeado en el rostro como un bumerán y lo ha dejado sin sonrisa.

Un sentenciado por asesinato no tiene lugar ni oportunidad en el espectro público. Su carrera política ha terminado. Lo ocurrido a Urresti deja una gran lección: controla tus impulsos y modera tus expresiones porque todo lo que lances, regresa. Lección aprendida.

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