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Donde Alberto

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Fecha Publicación: 04/02/2024 - 20:50
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Lunes por la noche, casa de Alberto Quintanilla, la princesa Kako de Aquishima, hermana mayor del príncipe heredero Hisahito, hijos del príncipe Fumihito, sobrinos del emperador Naruhito; la sakura, las poncianas, los once mil jacarandás registrados en Buenos Aires con el último Censo del Arbolado Público Lineal y los Hipperastrum, especie originaria nuestra, aún eran tema fresco con la Crónica del 22. Son varios, hasta muchos, los años sin vernos ni conversar con Alberto.

Esa noche, más que conversado lo que tuvimos fue el tiempo de vernos de cabecera a cabecera de mesa. Desde la mía lo escuché y en las fotos lo recogí como el celebrado pintor cusqueño que entusiasma con su conversación y la narración de sus recuerdos de infancia en la Ciudad Imperial donde nació hace 91 años. La trae detallada en los nombres quechuas de plazas, plazuelas y calles en que ubica casas y tiendas con propietarios, ocupantes, mercadería y clientela.

Es puntual en el tono y gesto usados para los desfiles de 28 de julio, nombres de colegios y el color de su alumnado. También lo es pincelando valores, eficiencia, incapacidades y desatinos de personajes del gobierno urbano, arte, educación, comercio presentados con descripciones y comentarios que hasta permiten visualizar retratos con cojeras y sorderas.

Alberto, es segundo de once hermanos que el padre no reconoció y la madre mantuvo y educó con la venta de pastelería y cocina tradicional que elaboraba en su pequeño local. Por su tarea de llevar la vianda a especiales clientes conoció a la familia Lomellini, propietarios de grandes e importantes haciendas y comercio. Uno de sus miembros lo acogía en su casa. En un cuarto, en rumas de decenas los libros dormían olvidados, empolvados; curioseando en el inesperado tesoro encontró Los miserables y Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo. Tenía cinco años, como dice, cuando los leyó y se convirtieron en su guía de humanidad.

Se sirve otra copa de vino tinto francés. Casi como trujillano, sin prisa, pero sin pausa, continúa entregando su historia y anécdotas. En el espacio donde está la mesa con los doce que la rodeamos, como toda su casa, es un inagotable testimonio de su desbordada producción en pintura, dibujo, escultura, grabados, máscaras. Ahí, con sus personajes, habitantes de mitos y leyendas recogidos en Cusco está su tema bandera, el perro “doble cara, porque todos tenemos dos caras”. Con ellos recibe y comparte elogios. Sabemos que en la Escuela Regional de Bellas Artes de Cusco, dirigida entonces por Mariano Fuentes Lira, recibió sus primeros estudios de arte.

Después del terremoto de 1950 que causó destrozos en Cusco vino a Lima becado para estudiar restauración con el pintor español Julián Tellaeche, Director del Tesoro Artístico Peruano. Simultáneamente en la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú asiste al taller de Juan Manuel Ugarte Eléspuru antes de regresar a su tierra con el cargo de Restaurador Oficial. Nuevo retorno, ahora a Lima para terminar estudios en Bellas Artes. Egresó con Medalla de Oro en 1959. El gobierno francés lo beca para la École Nationale Superior des Beaux Arts. Viaja a París en 1963, se inscribe en los talleres de Jean Eugene Bersier, Lucien Coutaud y Robert Cami. El doctorado lo recibe en 1968; lleva cursos en la prestigiosa academia de William Hayter y prácticas de restauración en el Louvre con Madeleine Hours. La Bienal de Florencia lo reconoce en 1972 con Medalla de Oro; la Bienal Intergrafik de Berlín 1984 le entrega el Primer Premio. El Congreso de la República del Perú lo condecora con su Medalla de Honor el 2010.

La reunión continúa, en su charla Alberto mantiene la seguridad en su obra realizada, la precisión del quechua, la preparación del bouef bourguignon, los detalles de sus recuerdos y en usar envidia como palabra que sella el cotidiano de muchos peruanos. Al despedirme nos damos un abrazo, le digo, para que no se nos escurran otros años sin vernos ni conversar, por favor dame el número de tu celular, toma el del mío 925-770-209. Nos damos otro abrazo, ofrezco volver el próximo lunes, hoy, con EXPRESO, las Crónicas y el reemplazo de la copa que por el entusiasmo quiñé en el brindis.

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