«Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
Queridos hermanos:
Estamos en el Domingo XXIII del Tiempo Ordinario. La Palabra que nos ofrece la Iglesia este Domingo es preciosa, dice el profeta Ezequiel: “te he llamado, te he puesto como atalaya en la casa de Israel”. Esto es una elección que nos hace el Señor para ser vigilantes, profetas de Dios, para decir la verdad al pueblo, para no engañarnos. El demonio se ha comprometido a destruir al hombre y destruir la Iglesia. Por eso dice: te he llamado para ser profeta de los gentiles, no engañes a nadie. El Señor nos invita a decir la verdad, a denunciar al demonio, a proclamar dónde está la vida: en la cruz, no en el mundo.
Por eso respondemos con el Salmo 94 que dice la Iglesia: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcáis vuestro corazón. ¿Cómo se endurece el corazón? Con las seguridades de este mundo, con el dinero, con tu instalación. “Él es nuestro Dios, nosotros somos su pueblo y rebaño que Él guía”. Hermanos, escuchemos la voz del Señor, seamos su rebaño, dejémonos guiar por Él.
La segunda Palabra que nos ofrece la Iglesia es de la Carta a los Romanos. Dice San Pablo: “no debáis a nadie nada más que el amor, el que ama a su prójimo tiene la ley cumplida”. Qué importante, dice “amarás”, en esta frase se resume la torá y los profetas: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El que ama cumple la ley del profeta. Dice San Agustín: “ama y haz lo que quieras”. La Iglesia nos ha enseñado a amar, el que ama es feliz.
El Evangelio de San Mateo es impresionante. El Señor viene a romper el individualismo, la indiferencia, Él quiere que vivamos nuestra fe en comunidad. Vete a una casa de retiro tú y tu mujer y reza para que vuestro matrimonio sea fecundo, busca estar con el Padre. Tenemos una misión, hermanos, y debemos combatir y no distraernos con el consumismo, con el mundo, el demonio y la carne. Por eso, frente a los problemas que tienes con tu hijo, la droga, el alcohol, el sexo, la depresión, el suicidio, etc.; vete a rezar, encuéntrate con las Escrituras y Dios os ayudará, exorcizará tu demonio. Es muy importante vivir esta fe en vida comunitaria por eso a la misión que tiene la asamblea es estar cerca de ti.
Pues bien, hermanos, llevemos al hombre la verdad y la vida, anunciémosle la salvación y la experiencia de Jesucristo resucitado en nuestras vidas. Que la bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con todos vosotros. Rezar por mí para que pueda convertirme a esta Palabra que yo os anunciado de parte del Señor.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao
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