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Ecos de una elección

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Fecha Publicación: 05/10/2022 - 21:30
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Imposible no referirnos al reciente proceso municipal y regional. La precarización de la política llevada al extremo y la lacerante constatación de la existencia de varios países en uno solo: Lima y las regiones, nunca ha sido tan evidente esta diferencia. Ya sea por el penoso trance que vivimos merced a una regionalización muy mal planteada y peor desarrollada, como a una fallida reforma política que ha terminado por fraccionar y debilitar lo poco que quedaba de institucionalidad política, con partidos nacionales inexistentes y una serie de improvisados movimientos caudillistas que fungen de verdaderos espacios feudales y mafiosos en las regiones.
En Lima, el conservador de derecha Rafael López Aliaga por Renovación Popular derrotó -en unos comicios no exentos de ese suspenso que nos viene acompañando hace varios años- a un despintado Daniel Urresti por un muy escaso margen (cerca de 1%) y a George Forsyth, ambos con inocultables vínculos con este desastre de desgobierno de Perú Libre, el gran derrotado de esta justa electoral; digan lo que digan los caviares y la izquierda.
En los distritos mesocráticos limeños RP ganó con soltura, en los populares Urresti con Podemos, el partido de José Luna, con severas investigaciones de orden criminal en su contra (el mismo general Urresti también las tiene) tuvo victorias significativas, más atrás Somos Perú, la agrupación del lagarto Vizcarra del 2021 que llevó a Forsyth como candidato esta vez. La izquierda/caviarada/progresía ha puesto el grito en el cielo y no han parado de llorar una derrota absolutamente previsible, luego de apoyar por más de un año al Ejecutivo de manera directa e indirecta. El pueblo en Lima no se ha equivocado esta vez. Lamentablemente en las regiones sí, votando por probados delincuentes.
Sí debe López Aliaga -pasada la adrenalina de la campaña- decidir si va a ser el alcalde que ha prometido el oro y el moro en beneficio de la ciudad, cosa que ojalá pueda lograr, o consolidar su férrea oposición al desastre de Castillo. Cualquiera sea su decisión, ésta tendrá consecuencias imprevisibles tanto para su futuro político como para una impaciente ciudadanía que espera con ansia sus promesas de campaña. Definitivamente fácil no la tiene. Los reflectores están puestos solo en él. Castillo y su banda de maleantes y oportunistas no tienen ya nada que ofrecer más que corrupción… e incapacidad rampante.
Entre los grandes perdedores, fuera de Perú Libre y de los moraditos, está sin lugar a dudas Acción Popular, la performance de sus “niños” en el Congreso le ha pasado la factura. Discrepo con los que dicen que el fujimorismo ha perdido, difícil perder cuando su participación ha sido absolutamente marginal. Su inocultable apoyo a López Aliaga ha sido determinante para la victoria del buen Porky.

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