Educación y campaña electoral

Es tiempo de hacer propuestas y no quedarnos solo en la crítica. Cierto es que hay mucho que criticar y la tentación de señalar la costra purulenta que nos corroe es grande, pero estamos a dos años de las elecciones y es conveniente ofrecer criterios que permitan entender qué podemos esperar y qué podemos exigir de quienes aspiran a ser favorecidos con nuestro voto.

Empecemos por la educación. Lejanos están los días en que el Perú podía ufanarse de ser el país que más mejoró en las pruebas de PISA entre 2000 y 2009. Necesitamos un plan de largo plazo: recuperar la infraestructura educativa requiere al menos 10 años, recuperar la calidad docente es desafiante. El Congreso aprueba leyes que eliminan la meritocracia. Por último, pero no menos importante, está el tema de la conectividad y los textos escolares.

Durante mi fugaz paso por el gabinete, preparamos un plan para incorporar 4,000 escuelas modulares por año a la infraestructura educativa, que sumadas a la continuación de proyectos como Escuelas Bicentenario permitirían reponer las 41,000 escuelas en ruinas que tenemos. Las escuelas modulares, por ser bienes muebles, no requieren de terrenos saneados legalmente.

La pregunta es cómo financiar este plan que favorecerá a más de 4 millones de escolares que hoy estudian en pésimas condiciones. La idea es destinar el 30% de los saldos no ejecutados del presupuesto de todos los sectores dirigido a reponer infraestructura y le añadimos el 30% de los recursos de canon, sobrecanon y regalías, actualmente no utilizados o dilapidados. El tema pasa por una decisión política y, por supuesto, un manejo limpio y transparente de esos recursos económicos.

En cuanto a la conectividad, recordemos que, durante el gobierno de Ollanta Humala el Perú adquirió un satélite destinado a la defensa, cuyo costo y utilización fue cuestionado. Se dijo que incluso con ese satélite se podría alertar respecto a los huaicos y otros desastres naturales, pero en la actualidad nadie sabe si nos sirve o no. Propongo que el país adquiera un satélite dedicado exclusivamente a la educación para garantizar la cobertura de internet a todos los rincones de la Patria. Eso significaría una verdadera modernización educativa y estoy seguro que el monto anual, con un crédito a 20 años y sin corrupción, es perfectamente manejable.

En cuanto a la calidad docente, es necesario poner mano firme para exigir resultados. Es inconcebible que las negociaciones con sindicatos como el SUTEP, sean manejadas de manera tan incompetente, dando como resultado que siempre se otorgan aumentos, pero nunca se exige nada a cambio. Seamos claros, esto no es culpa del SUTEP, los dirigentes hacen su trabajo, y lo hacen bien. Quien no cumple con su responsabilidad de cautelar los intereses de los niños es el estado, que está en la obligación de exigir resultados a cambio de recursos que son de todos los peruanos.

Es indispensable diseñar programas de capacitación que apunten a mejorar la calidad docente, habida cuenta que, gracias a este desprestigiado Congreso y a las pobres gestiones que vienen desde el gobierno de Humala, el magisterio ha sido invadido por incapaces como el que llegó a la silla de Pizarro en el 2021.

Recuerdo cómo en el 2009 alrededor de 300 maestros de la educación pública fueron capacitados por la Universidad de Harvard en metodologías modernas de enseñanza, con resultados muy halagadores. No me cabe duda que las universidades peruanas estarían dispuestas a ofrecer los cursos que ya tienen bajo la modalidad conocida por las siglas MOOC (cursos abiertos masivos en línea) y el Ministerio podría exigir un mínimo de horas (reales, no como las que hoy se publicitan en afiches que abundan en todas las UGEL del país) de capacitación.

Estas son solo algunas ideas que esperamos encuentren eco en los múltiples candidatos que ya aparecen, como decía una vieja canción, como aves precursoras de primavera.

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