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EEUU en una elección aún no definida

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Fecha Publicación: 08/08/2024 - 21:50
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Luego de sobrevivir a un intento de asesinato, muchos imaginaron que la figura de Trump encendería los fanatismos más exacerbados, facilitando su reingreso a la Casa Blanca.
Biden, como opositor, parecía fácil de derrotar; la narrativa construida a su alrededor, destacando su presunta incapacidad física para gobernar, había calado tanto en la opinión pública norteamericana como en la mundial.
La renuncia de Biden a postular tomó por sorpresa a Trump, reconfigurando el escenario de la campaña estadounidense. La figura de Kamala Harris, su vicepresidenta y compañera de fórmula, parece haber sido capaz de revertir la tendencia que daba como absolutos ganadores a los republicanos. Harris comenzó su campaña con un apoyo masivo de diversos líderes demócratas y aseguró donaciones millonarias.
Hoy, con su candidatura confirmada por el Partido Demócrata, los sondeos indican que las elecciones del 5 de noviembre podrían terminar en un empate técnico, aunque el líder republicano muestra una tendencia a la baja.
La campaña, y el repunte demócrata debido a Harris, han sacado a relucir la gran polarización que se vive actualmente en Estados Unidos, relacionada con distintos conceptos sobre cómo fortalecer la economía y asegurar los derechos civiles.
La fórmula de Harris puede considerarse radicalmente liberal por su enfoque en reformas profundas y estructurales en áreas clave como justicia social, medio ambiente y economía, buscando una transformación significativa en la sociedad y la gobernanza.
Por otro lado, la fórmula de Trump es vista como radicalmente conservadora por su enfoque en políticas de línea dura y protección del status quo en términos de economía, seguridad y derechos individuales, con una fuerte resistencia a cambios progresistas.
Sin embargo, más allá del debate liberal-conservador que interesa a los electores norteamericanos, la visión de ambas candidaturas respecto al rol internacional de los Estados Unidos definirá su accionar en el mundo en los próximos años.
Trump plantea una visión aislacionista, promoviendo una política exterior basada en el principio de “America First” (América Primero), que prioriza los intereses nacionales de Estados Unidos sobre los compromisos internacionales y las alianzas multilaterales, poniendo en riesgo a algunas de ellas, principalmente la OTAN.
Kamala Harris, en cambio, ha indicado que su administración buscaría reconstruir las alianzas internacionales y reafirmar el compromiso de Estados Unidos con las organizaciones multilaterales.
Es importante recordar que, por varios meses, los representantes republicanos en el Congreso, vinculados al movimiento MAGA (Make America Great Again) relacionado con Trump, frenaron la ayuda estadounidense a Ucrania, Israel y Taiwán hasta que las encuestas los obligaron a cambiar de postura.
Lo que suceda en noviembre tendrá un impacto significativo en el mundo, ya que nos encontramos en un momento donde está emergiendo una nueva configuración multipolar que viene cambiando las reglas de juego políticas del mundo.
Los distintos focos de conflicto en el mundo, que parecen tender a escalar cada vez más, son una consecuencia de esa nueva multipolaridad que busca sus espacios de hegemonía y expandirse más y más.
En América Latina, por ejemplo, el gobierno espurio de Venezuela ha encontrado respaldo del bloque de Rusia, China e Irán, países con gobiernos autocráticos y dictatoriales que ven en Venezuela un aliado en nuestra región, y que validan las elecciones del 28 de julio pasado como transparentes.
Incluso, hace unos días, un buque de guerra ruso arribó a costas venezolanas, luego de haber pasado por Cuba, lo que implica, por lo menos narrativamente, un apoyo directo del Kremlin al gobierno espurio de Nicolás Maduro.

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