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Ejes del cambio

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Fecha Publicación: 18/06/2022 - 22:50
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En esta columna, consigné la semana pasada que la variable de la clasificación del Perú al mundial de fútbol de Qatar sumaría a otras capaces de augurar la permanencia de Pedro Castillo en la presidencia de la república. Faltó añadir las vacilaciones de la oposición, entendiendo que ésta no es un puño ni que sus principales voceros abrigan la misma agenda. Repudiar al chotano es un lugar común, pero hay notoria ausencia de alternativas inspiradoras singulares (“Se queda”, Expreso 11/06/2022).

El tema es que lo de la clasificación al mundial se desinfló, evaporando las ilusiones de éxito de la hinchada nativa y devolviendo en parte los focos hacia el símbolo más grande de la frustración, la cual hoy encarna –sin duda alguna– Castillo Terrones. El repudio espontáneo que recibió el viernes 17, durante su incomprensible marcha callejera hacia el local de la fiscalía parar rendir cuenta de las fechorías de su entorno íntimo, se repetirá sin pausa en el futuro inmediato.

De manera que la posibilidad de la vacancia vuelve a levantar la nariz y asoma construyendo un ciclo de pasos constitucionales a dar que garanticen el fin de nuestro drama. Lo de Castillo no es gobierno: es una pesadilla donde se combinan corruptelas, sinecuras e ineptitud.

En tal secuencia es importante empezar por el auto reconocimiento que deben hacer los congresistas de su volatilidad. Mientras haya cuotas de parlamentarios, de todos los partidos, aspirando quedarse y no sucumbir junto al presidente, las posibilidades de vacarlo quedarán en simple ejercicio retórico.

Lo segundo es la urgencia de sacar adelante las reformas políticas en vía de debate al interior del mismo poder legislativo, antes de culminar su mandato. Restablecer el senado, eliminar el voto preferencial, instaurar la representación uninominal o binominal, acabar con los demagógicos impedimentos para reelegir gobernadores, alcaldes (por lo menos, permitirles dos periodos) y congresistas. Hay que fortalecer partidos y no caudillos. Nunca más candidatos como Castillo Terrones quien se inscribió en Perú Libre en el último día permitido por ley para registrar candidatos presidenciales, seis meses antes de los comicios generales.

Tercero, no debe prolongarse más la discusión sobre el mecanismo de vacancia por incapacidad moral. Está validado por el acierto del parlamento transitorio 2021-2022 que expectoró a Martín Vizcarra de la jefatura del Estado, cerrando el paso a la utilización que ostensible y desvergonzadamente pretendió hacer dicho sujeto de su poder, a fin de librarse de la justicia. Con sus familiares y amigos prófugos, puestos a “buen recaudo” (como afirma cínicamente uno de sus abogados), Castillo está o estará en similar capacidad de obstaculizar las pesquisas fiscales.

Estos son quizás los ejes principales del cambio que tanto la ciudadanía como los agentes públicos de la democracia deben propiciar. Hay posibilidades. Hay esperanza.

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