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El APRA y la peruanidad como propuesta política

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Fecha Publicación: 24/07/2025 - 21:50
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El APRA debe reencontrarse con la peruanidad como propuesta política. Víctor Raúl Haya de la Torre enseñó que “La política no debe ser la lucha por el poder, sino por la justicia social”. Esa frase, simple y profunda, nos obliga a repensar el rumbo del partido y del país.
En una coyuntura marcada por el desgaste institucional y el desencanto social, el APRA y el Perú necesitan mirar más allá de sus crisis coyunturales y cíclicas. Ambos, el partido y el país, necesitan reencontrarse. Pero, ¿con qué? Por supuesto, no con soluciones mágicas. Por lo menos el APRA debe recuperar su alma, su nervio común. Otra vez, el partido debe volver a mirarse a sí mismo, a través del prisma de la peruanidad como una propuesta política, no como relato fosilizado.
La peruanidad no es un concepto ornamental, ni una pieza de museo. Es identidad y es ética. Es cultura y es dirección. En verdad, la peruanidad debe ser la brújula que guíe un nuevo pacto ciudadano: plural, solidario, consciente de sus heridas y esperanzado en sus promesas.
En nuestra historia conviven raíces indígenas, afrodescendientes, mestizas, europeas, amazónicas. Esa diversidad, lejos de fracturarnos, puede ser nuestro mayor poder. La peruanidad política busca unirnos, no uniformizarnos. Es decir, se trata de reconocer las diferencias como riqueza, revalorizar las voces históricamente excluidas, proyectar una ciudadanía basada en la dignidad y los derechos.
El APRA no debe mirarse solo como un aparato partidario, sino que también debe verse como una estructura ética. Haya de la Torre entendió que la identidad peruana no podía divorciarse de la justicia social ni del mestizaje histórico.
El Partido Aprista tiene una historia de profundo arraigo en las clases populares del Perú. Su relación con los sectores de trabajadores manuales e intelectuales, y campesinos, ha sido fundamental a lo largo de su existencia, lo que le ha permitido consolidar una base de apoyo que, aunque ha tenido altibajos, sigue siendo una de las más importantes del país.
Hoy, el aprismo puede recuperar su rol como plataforma de transformación si se reconecta con sus raíces populares y doctrinarias. No se trata de reeditar el pasado, sino de reimaginarlo. De actualizar sus principios ante los desafíos de la globalización, la desigualdad y el desencanto. El Perú necesita menos marketing y más convicciones.
En el contexto de las próximas elecciones, el desafío es presentar una propuesta que promueva la revalorización de la identidad nacional no solo en términos simbólicos, sino a través de políticas que fortalezcan las raíces de la peruanidad, como lo son la educación, la cultura y el respeto a las diversas tradiciones que existen en el país.
De la mano con ello, el reconocimiento de la diversidad debe ser fundamental en cualquier plataforma electoral. La construcción de una identidad nacional requiere la aceptación de la pluralidad étnica, social y cultural, no como una amenaza a la unidad, sino como una riqueza que enriquece al país.
Nuestra experiencia política nos obliga a mirar al abismo sin caer en él. Así debe mirar el país: con valentía ética, con horizonte histórico. Porque, en última instancia, la peruanidad como propuesta política no es solo un proyecto partidario: es un acto de afirmación nacional. El APRA y la peruanidad como propuesta política significan el reencuentro con lo que somos, para imaginar lo que aún podemos ser.

Por José Oré León

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