El articulista de opinión es un activista
El articulista de opinión es un activista, un agitador, político y cultural. El buen escritor de artículos debe definirse a sí mismo como un activista, y un agitador, porque, según el Diccionario de la Real Academia Española, un activista es un “militante de un movimiento social, de una organización sindical o de un partido político que interviene activamente en la propaganda y el proselitismo de sus ideas”, y un agitador es una “persona que excita los ánimos para propugnar determinados cambios políticos o sociales”. No conozco a ningún buen articulista que sea neutral.
Es más, un articulista debe asumir el imperativo moral de representar al hombre ilustrado, que ejerce públicamente su razón legítima, en defensa del hombre y de los valores de la modernidad. Immanuel Kant, en 1784, y Michel Foucault, doscientos años más tarde, se plantean la pregunta: ¿Qué es la ilustración? Sus respuestas son convincentes: Ser ilustrado es ser un activista. Exactamente, en el sentido de lo contrario de ser quietista. Es decir: El articulista es un activista porque es un hombre libre, y por la exposición pública de su razón. Además, porque intenta pensar por mí mismo y no repite lo que dice el gran otro, porque tiene principios, posición, y asume el agonismo, el peligro, de pagar el precio por disentir. Por supuesto, ser un articulista activista es peligroso. Kant lo advirtió: el que expone, defiende, públicamente su pensamiento, puede ser excluido y hasta recluido. Pero, es más peligroso tener un articulista quietista.
El articulista es activista porque asume el deber de comportarse como hombre ilustrado, kantiana y foucaultianamente, en cuanto a ser mayor de edad. Foucault le da la razón a Kant, en cuanto a que la ilustración es “salir de la minoría de edad”. El articulista es un activista político y cultural ilustrado porque es un sujeto que encuentra su significación en el ejercicio libre de su pensamiento crítico sobre las instituciones, las normas y el poder. Foucault, como Kant, dice que la filosofía moderna entiende al presente como un cambio epocal, un punto de transición hacia un mundo nuevo. Foucault piensa que la ilustración es, fundamentalmente, abocarse hacia “los límites actuales de lo necesario”. Su posición es absolutamente contemporánea respecto de lo que debería ser el gran debate de la filosofía política actual, pues, en su defensa de los límites, podría oponerse el proyecto transhumanista, puesto que no es necesario para nuestra construcción como sujetos autónomos.
Se requiere reflexionar sobre los límites, y establecerlos. O mejor, luchar para establecerlos. Foucault insiste en los límites: “No sé si hace falta decir hoy que el trabajo crítico todavía implica la fe en la Ilustración; pienso que sigue necesitando el trabajo sobre nuestros límites, es decir, una labor paciente que le dé forma a la impaciencia de la libertad”.
En suma, ser un articulista activista es ser un hombre ilustrado. Kant cree que el hombre puede alcanzar la mayoría de edad, y aunque Foucault duda de que podamos alcanzar tal mayoritarismo, ocurre que hoy el progresismo y su proyecto transhumanista arroja al hombre de la mocedad, como al articulista y, en general, al intelectual lo arroja de su torre de marfil. Finalmente, el articulista es un activista, y un agitador, político y cultural, porque con sus artículos asume públicamente el imperativo moral de representar la razón del hombre ilustrado.
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