El autócrata Martín Vizcarra
Roma Locata causa finita. ¡Habló el emperador! Martín Vizcarra le ha bajado el dedo al Parlamento Nacional. En adelante gobernará solo. Sin esos estorbos lacayos llamados congresistas, que dicen representar al pueblo. ¡Por fin el Perú será Libre y Soberano! Una nación liderada por un político con poderes sobrenaturales, capaz de emanciparnos de esa lacra llamada Poder Legislativo. Pero entiéndalo muy bien, presidente Vizcarra. Ni es usted emperador ni estamos en Roma en tiempos del imperio. Estamos en Perú. Y por más que lo aborrezca, los peruanos aspiramos a vivir en democracia dentro de un Estado de Derecho. Como hemos vivido hasta que llegaron ustedes –PPK-Vizcarra– y destriparon al país. Demasiado atraso y dolor nos produjeron aquellas dos décadas de socialismo criollo soportadas entre los años sesenta al ochenta. Pagamos con sangre nuestra independización, luego de veinte años de recortes de libertades, miseria y gran malestar social que, gobernantes autócratas como usted –¿recuerda a Juan Velasco? –, le infligieran al Perú. Politicastros secuestrados por una izquierda falaz que sólo promete redistribuir riqueza, cuando lo que hace es robarle a la sociedad. Tal como lo han hecho Humala, Toledo o PPK, y aún está por verse qué sucederá con usted. Gente perversa que, sabiendo lo que hacen, le causan terribles daños al Perú. Presidentes como usted que, por su bisoñería, acabará privilegiando a algunos antisistema que consolidarán de vuelta la pobreza –ahora a niveles de vértigo– amedrentando a la inversión privada con resultados devastadores; suprimiendo las libertades, empezando por la de expresión; y finalmente conduciendo a este país en retroceso para retomar la corrosiva vía estatista.
Estamos en vísperas de que vuelva a ocurrir una tragedia de semejantes proporciones en el Perú. El regreso del cleptómano socialismo velasquista que lo confiscaba todo bajo el manto del interés social. Regresarán los gobernantes pirómanos que evaporan la vida regida por la ley, permutándola por las leguleyadas creadas por ellos. Los hipócritas que perjuran diciendo que gobiernan para los más necesitados, cuando su único propósito es gobernar para llenarse los bolsillos de dinero de la gran corrupción que alientan las autocracias. Allí donde no existen contrapesos constitucionales entre los tres poderes del Estado sino que uno solo es el que dispone –a dedo– qué deberán hacer los otros dos. Como intenta hacerlo usted, señor Martín Vizcarra, a partir del cierre del Legislativo, aduciendo que obstaculiza las reformas que ha planteado su gobierno. En rigor, han sido propuestas por personas que no las han elegido el pueblo sino usted. Gente ajena, decidida a diseñarnos un modelo de nación a la medida de lo que busca esa progresía marxista que, desembozadamente, lo domina a usted, presidente Martín Vizcarra. De manera que dejémonos de necedades y digamos ahora las cosas tal como son. Usted ha sentenciado entregar el Perú a una mafia de ONG financiadas por capitales foráneos, decididas a imponerle a los peruanos tanto ideologías como metodologías de gobierno enlatadas en centros de poder extranjeros.
Usted, presidente Vizcarra, ha decretado consolidar la involución del Perú iniciada por su antecesor Kuczynski.