ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

El búmeran

Imagen
Fecha Publicación: 01/03/2019 - 22:00
Escucha esta nota

Cuando Maduro aceptó una entrevista con Jorge Ramos, debe haber recordado el incidente entre el periodista de Univisión y el entonces precandidato presidencial, Donald Trump, quien lo expulsó de la sala de conferencias por emplazarlo insistentemente para que responda observaciones a su proyecto de política antimigratoria.

Desde la muy limitada perspectiva del dictador venezolano, este desencuentro convertía automáticamente a Ramos en un aliado natural. No valoró (los dictadores no lo hacen) el compromiso del prestigiado profesional con la libertad de expresión y la democracia. Así lo ha demostrado en su larga trayectoria entrevistando a 30 jefes de Estado, cubriendo las guerras del Golfo, Kosovo, Afganistán, Irak y El Salvador; en 11 libros publicados, en su columna semanal en el New York Times y en el programa televisivo que trasmite a todo Estados Unidos y 16 países de América Latina.

Ramos, por esas consideraciones, ha sido distinguido con el premio María Moors Cabot de la Universidad de Columbia, el Emmy de la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión USA y cuenta con un doctorado honoris causa en literatura de la Universidad de Richmond.

En plena entrevista en Palacio de Miraflores, Maduro se retiró cuando le solicitaron un comentario sobre un vídeo de jóvenes venezolanos escarbando un camión de basura en búsqueda de alimentos, escenas dramáticas que desde hace años vemos diariamente. Pero Maduro hizo algo más: llamó a sus guardaespaldas para que trasladen al equipo de Univision a una habitación, donde los retuvo dos horas y media, tiempo en que requisaron el material fílmico y los sometieron a la vejación de revisar sus partes íntimas.

Este hecho mostró al mundo la conducta totalitaria del jefe del chavismo, pero también hizo recordar que solo desde el año 2013 a la fecha han cerrado 115 medios de comunicación, según denuncia del Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Venezuela, entre ellos CNN, la más poderosa cadena mundial sancionada por emitir un informe veraz sobre la entrega de pasaportes venezolanos al grupo terrorista Hezbollah.

Al igual que todos los sucesos desgraciados que ocurren en la patria del Libertador, la razia contra la prensa independiente la inició Hugo Chávez quien, para afirmar su régimen dictatorial, retiró la licencia a 34 radios y estaciones de televisión. El 2004 lo hizo con el canal internacional de Colombia NTN 24, por el “delito” de cubrir una marcha de opositores y el 2006 hicieron lo mismo con Radio Caracas Televisión, acusando a sus propietarios, sin ninguna prueba, de apoyar un golpe de Estado.

Amigos del régimen, a su vez, compraron otros medios de prensa, como el diario El Universal y el Gobierno financió un canal internacional llamado Telesur. Asimismo, negaron los pedidos de divisas para comprar papel, lo que obligó a cerrar a varios medios, entre ellos el diario El Nacional

Ahora, con el incidente con Televisa, todos estos hechos han sido recordados y han tenido el efecto de búmeran contra Maduro, gobernante ilegítimo hoy repudiado por su pueblo y por la comunidad de naciones.