El Cagalinde
La palabra utilizada para titular este artículo es de vieja usanza y significa cobarde.
Así calificamos a Maduro porque recibimos el 2025 con la amarga noticia de que nuestros connacionales Renzo Huamanchumo, Nelson Cubas y Ricardo Meléndez han sido secuestrados por la Dirección de Contrainteligencia Militar de Venezuela y, transcurridos 35 días de su captura, las autoridades no responden al pedido de información hecho por la Cancillería a través de la representación diplomática de Brasil.
Nuestros compatriotas han sido acusados, sin ninguna prueba, mafiosamente, de pertenecer a la CIA y al servicio de inteligencia español, engrosando la lista de 1,877 presos políticos que registra la ONG Foro Penal, de los cuales 20 han muerto torturados por sus carceleros.
Estos hechos ocurren en circunstancias en que ha sido arrestado un gendarme argentino que visitaba a su esposa e hija venezolanas, y en que seis miembros del comando de campaña de María Corina Machado continúan asilados en la residencia de la embajada argentina y el gobierno no les otorga salvoconducto para abandonar el país, violando diversos pactos internacionales.
En cambio, los torturan restringiendo el ingreso al local de alimentos y cortando la luz eléctrica y el agua. Asimismo, han rodeado la residencia con policías y tanquetas, ocupando viviendas aledañas y emplazando francotiradores en la zona para aterrorizar a sus víctimas, hechos que constituyen crímenes de lesa humanidad de acuerdo con el artículo 7 del Estatuto de la Corte Penal Internacional.
Recordemos, asimismo, que otras 20 personas de nacionalidad colombiana, española, uruguaya, boliviana, estadounidense y ecuatoriana han sido plagiadas.
La estrategia de Maduro es, sin duda, utilizar rehenes para canjearlos.
Así hicieron con 10 norteamericanos detenidos en diversos momentos, a quienes permutaron por Alex Saab, empresario colombiano aliado del chavismo, que se encontraba preso en la Florida por corrupción, narcotráfico y lavado de dinero en nueve países. Este acuerdo chantajista con Washington fue concretado en diciembre de 2023 y, a los pocos días, Saab fue recibido con aplausos en el Palacio de Miraflores y nombrado ministro de Industrias.
Ese plan extorsivo de Maduro corresponde a una práctica común de las guerrillas. Las FARC de Colombia registran miles de raptos, al igual que otros grupos subversivos como el Frente de Liberación Farabundo Martí de El Salvador, que inclusive plagió a la hija del presidente de ese país, José Napoleón Duarte.
Los hechos referidos suceden a menos de 15 días del cambio de mando en Venezuela, donde debe juramentar el embajador Eduardo González Urrutia, que ganó abrumadoramente las elecciones presidenciales. El Tribunal Electoral oficialista, empero, se niega a mostrar las actas y sostiene que el triunfador fue Nicolás Maduro, versión que rechazan todas las democracias occidentales.
Sin embargo, gobiernos autoritarios reconocen la “victoria” de Maduro, entre estos China, Rusia, Corea del Norte, Irán, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Honduras. También lo han hecho Colombia y México, que anuncian enviar delegaciones diplomáticas a la ceremonia para avalar al sátrapa venezolano.
En ese contexto se produce el secuestro de nuestros compatriotas, mientras la dictadura arrecia la represión matando, encarcelando y torturando opositores, al punto que María Corina Machado, reconocida lideresa socialdemócrata, se encuentra en la clandestinidad para evitar que la apresen y que el presidente electo con 70 % de votos, el diplomático González Urrutia, ha sido amenazado con ser arrestado si llega a Caracas.
El 10 de enero es una fecha clave para determinar qué gobiernos son aliados de una autocracia corrupta y genocida, en comparación con aquellos comprometidos con la libertad, los derechos humanos y la democracia.
En este escenario no hay términos medios, neutros o bicéfalos políticos.
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