El cáncer comunista avanza sin que nadie lo detenga
El dólar ya se halla en 4.11 soles, aproximadamente. Esto quiere decir que nuestra moneda vale cada vez menos y que, por consiguiente, podremos comprar menos productos con ella. Así, para sorpresa de los cojudignos que querían algo “nuevo”, inicia el Gobierno comunista del binomio Castillo-Cerrón. A esta dupla no le interesa contener la pandemia del coronavirus y menos reactivar la economía, pues su único objetivo es instalar una satrapía castrochavista. ¡No les importa nada que haya más de 3 millones de nuevos peruanos pobres! Y para eso necesitan antes cambiar la actual Constitución, a través de la conformación de una Asamblea Constituyente, que terminará redactando un documento que ahuyentará a cualquier inversionista con sesos. Es por ello que han armado un Gabinete Ministerial de choque, liderado por el filoterrorista Guido Bellido, a quien la Fiscalía le ha abierto otra investigación –además de la que ya tiene por apología al terrorismo– por lavado de activos, al haber sido parte de la “organización criminal” (Perú Libre) que habría recolectado dinero sucio para financiar su campaña electoral y para pagar la reparación civil de Cerrón. Este equipo está integrado, asimismo, por otras malas hierbas, como, por ejemplo, el castrista Héctor Béjar que quiere amnistiar a Abimael Guzmán y escupe con desparpajo que el grupo terrorista Sendero Luminoso fue una creación de la CIA. Lo que pretenden, evidentemente, es que el Parlamento les rechace el voto de confianza, con lo que este poder del Estado estaría al borde de su disolución.
Ya el procesado por terrorismo Guillermo Bermejo trazó el camino: si no les gusta el segundo Gabinete, chau Congreso. También podrían presentar una cuestión de confianza amarrada a la aprobación de una reforma para modificar el artículo 206 de la Constitución, para dar luz verde al establecimiento de una Asamblea Constituyente. Si se rechaza, chau Congreso de igual manera.
Ante tamaña amenaza, me sigue preocupando que los novatos legisladores (por culpa del lagarto Vizcarra que prohibió la reelección parlamentaria) de la oposición crean que pueden salvar al país del cáncer comunista dialogando con filoterroristas, lanzando propuestas absurdas de interpelar a ministro por ministro o convocando a un inútil Consejo de Estado. No entienden estos necios que la única alternativa es matar al monstruo de una vez por todas. Esto significa empezar a recolectar los 87 votos que se requieren para la vacancia presidencial. No obstante, ello resulta improbable porque nuestros “padres de la patria” están enfrascados en luchas intestinas entre ellos mismos, como Jorge Montoya, quien cree que el Congreso es un cuartel, y Norma Yarrow, quien cree que cambiarse de bancada es lo más normal del mundo, cuando el transfuguismo es lo más detestable de la política.
Mientras estos siguen peleando, hay un periodista y un excongresista (la lista irá aumentando) que han tenido que huir del país por temor a ser ajusticiados por los comunistas y sus rondas campesinas, que próximamente reemplazarán a la Policía. No veo, por lo pronto, una luz al final del túnel, así sea una excelente noticia que Julio Velarde haya decidido seguir al mando del Banco Central de Reserva.
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