El caso Medina, ¿cortina de humo?
La reciente captura de un delincuente venezolano sindicado como el sicario que vilmente asesinó al gran periodista y luchador anticorrupción iqueño Gastón Medina se produce después de casi cuatro meses, durante los cuales la familia de Medina ha venido atravesando por la pesadilla de la incertidumbre y la amenaza, mientras que, sin abogado que quisiera representarla en Ica, ni la policía ni la fiscalía obtenían resultado alguno en sus “sesudas” investigaciones sobre este cruel y penoso crimen.
Dadas las circunstancias del hecho y la dimensión de las denuncias formuladas por Medina —involucraban a autoridades de la gobernación, el Poder Judicial y el propio Ministerio Público iqueños— hay fundadas sospechas sobre quiénes pueden ser los autores intelectuales del delito, según se dice, gente de mucho poder.
Ojalá que la captura del sicario no constituya simplemente una cortina de humo de las autoridades correspondientes para protegerse de la protesta de la opinión pública y de la familia, a la cual de manera incondicional vengo apoyando en mi condición de Presidente del Consejo por la Paz.
No olvidemos las circunstancias que siguieron a la muerte de Gastón: dos policías pretendieron que la viuda les entregara su celular unas horas después del crimen, sin sustento legal alguno; la policía capturó a un sicario como presunto asesino y lo liberó al día siguiente, alegando que era inocente; fue asesinado un testigo clave que presentó en el programa radial de Medina un audio en el cual una alta autoridad le señalaba que debía matar precisamente a Medina; la policía local rechazó la presencia de un equipo enviado desde Lima para apoyarla y tardó largo tiempo en ponerle protección a la viuda y a su hijo, quienes fueron testigos presenciales del asesinato, ya que acompañaban a Gastón cuando se produjo el atentado en la puerta de su casa.
Por cierto, se ha vinculado al presunto sicario a otros delincuentes, incluyendo a uno que está preso y que le habría proporcionado el vehículo desde el cual cometió el crimen, lo cual puede constituir parte de una maniobra distractiva, en la medida que un sicario no es otra cosa que un asesino contratado —dicen que la tarifa es del orden de 500 soles— y, al final, tenemos que ubicar a quienes realmente están detrás de este luctuoso suceso.
(*) Presidente de Perú Acción
Presidente del Consejo por la Paz
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