El chóllar le gana al dólar
Contrariamente a lo que se suponía, el dólar no subió (y Wall Street no cayó) con el conflicto Israel vs. Irán, porque los analistas vaticinaban una guerra corta: se estimó que Irán tendría entre 1000-1800 misiles “y hasta el viernes 20, se habían disparado 520”, señala Yossi Fuchs, secretario del primer ministro Benjamín Netanyahu (New York Times 20/6/25). Quizá así se explica el plazo de dos semanas que Donald Trump fijó para llegar a un arreglo diplomático.
Empero, luego del feroz ataque de los EE. UU., si las acciones llegan a comprometer al estrecho de Ormuz, paso obligado del 20 % de la producción mundial de petróleo, todo podría desestabilizarse.
Julio Velarde, del BCR, precisaba el viernes 20: “Las monedas… se han apreciado… es un fenómeno global que el dólar se debilite en casi 11 %. ¿Cuánto durará? Es difícil decirlo… hemos llegado a S/ 4.15 y también a S/ 2.60… se tiende a regresar a los niveles que tuvimos” (20/6/25).
Por lo pronto, el dólar cayó hasta S/ 3.58, el miércoles 18, el más bajo de los últimos dos años (19/7/23), por lo que el sol —el “chóllar” en Bolivia (TikTok de Guido Pennano)— se ha “apreciado” en 4.8 %. Asimismo, descarta que el dólar haya perdido su valor de refugio. “No hay otro activo líquido atractivo. El oro lo está haciendo para algunos países… Suiza, que es un país muy seguro, ha dicho que su deuda va a ser cero”. No habrá ningún bono del Tesoro suizo.
“EE. UU. es el 25 % del producto bruto mundial; 66 % del mercado de acciones, más de 60 % en renta fija, o sea, de los instrumentos que generan intereses, el 60 % o están en dólares o están en los EE. UU.”
Sin embargo, Carlos Prieto, del BCP, considera: “El dólar global perdió valor por la creciente deuda de EE. UU., los anuncios de recortes de impuestos y un déficit fiscal de 6.5 %, que pone en cuestión el ‘excepcionalísimo estadounidense’. En esta incertidumbre, los inversionistas perciben que están ‘sobreinvertidos’ en este mercado y redirigen capitales a Europa, Asia y países emergentes” (17/6/25).
No obstante, tampoco hay que descartar que Trump pueda entrever cierta comodidad con la depreciación porque opera como un arancel fantasma.
En los factores internos: el primero son los superávits, por tercer año consecutivo, de la balanza de pagos y con 32 % de subida en la balanza comercial (enero-abril); el segundo, el índice de los términos de intercambio se ha elevado a 153, el más alto desde 1950. El precio del oro y cobre navegan por las nubes.
Aunque, hay que tener cuidado con “la enfermedad holandesa”, cuando la abundancia de recursos naturales aprecia el tipo de cambio, abaratando las importaciones y desalentando las exportaciones de manufacturas.
Elí Casaverde, de Head of FX Trading, releva un tercer factor: el carry trade, estrategia financiera que consiste en tomar prestado dinero en una moneda con una tasa de interés más baja para invertir en otra moneda con una tasa de interés más alta, con el objetivo de obtener ganancias gracias a la diferencia entre las tasas: “El BCR todavía tiene tasas más altas con respecto a EE. UU…” (20/6/25).
Mientras Credicorp Capital ha recortado la proyección del dólar de S/ 3.75 a S/ 3.65 a fin de año, el BCR pronostica: “Un rango de 3.50–3.55… coherente con la fortaleza de las cuentas externas y un contexto de dólar global débil”; empero, la guerra o las elecciones del 2026 podrían retrotraer el sambenito de la “devaluación”.
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