«El chollywood» de la política peruana

¿Llegará el día en el que el sexo deje de ser un tema de interés público cuando de un personaje político se trata? El morbo jamás dejará de ser un tema de interés. Sin embargo, esta columna está decidida a cuestionar y destruir la narrativa que moralistas arribistas -los caviares- y moralistas conservadores –la derecha bruta, pero nada achorada- que son capaces de hurgar en la vida privada de un personaje político para desacreditarlo.

El “chismorreo” es parte de nuestra naturaleza humana. La herramienta que nos permitió dominar el mundo y a otras especies fue nuestra capacidad de comunicar y analizar más allá de simples señales. Es decir, nuestra capacidad de crear y generar historias. El negocio del chisme en el Perú nace de dicha capacidad; pero la necesidad de destruir, desacreditar con base en el chismorreo sobre la vida privada de una persona no debe ser catalogado de ninguna manera como un interés “público”. Tampoco es una arista para analizar la capacidad de un personaje político y profesional para ocupar un cargo público.

¿Qué es lo que interesa en nuestra hoja de vida cuando postulamos a un cargo público? Según los términos de referencia de diversas instituciones públicas, importa la experiencia, grados y títulos; no con cuántos hombres o mujeres nos hemos acostado. El principio del derecho a la intimidad tiene dos aristas que analizar y, hasta cierto punto, son difíciles de tender: los cargos públicos electos tienen el derecho a la protección de su intimidad respecto a su estado físico, a las relaciones de sus familiares y ‘amigos’, a las actividades realizadas en su ámbito privado que no involucren al ámbito público y durante su tiempo libre. En estos aspectos nadie, ningún moralista de izquierdas o derechas tiene el derecho de inmiscuirse en la vida privada de un personaje público. Los medios de comunicación están faltando a este principio de protección y respeto a la privacidad. Lo más preocupante es que lo hacen sabiendo que no deberían hacerlo.

Ahora bien, ¿cuál fue el interés público al momento difundir y criticar la vida privada y sexual del hijo del ahora canciller Javier González- Olaechea? ¿En qué afecta o determina en la carrera de un profesional con más de 40 años de experiencia que el hijo gane dinero en una cuenta de Only Fans? La respuesta es simple: absolutamente en nada. Críticas pedestres de una mujer cuya opinión está más que desfasada -me refiero a Rosa María Palacios- demuestran lo frustrada que se encuentra al saber que nadie la escucha, nadie respeta su análisis; excepto el grupo de la “gentita” que se reúne para repartirse consultorías.

Antes de criticar la vida sexual de las personas y llamar abiertamente “pornografía” a la actividad pública sexual que ejercen otros, debería la señora Palacios revisar el contenido que emite el diario para el que escribe -La República, que respeto mucho y me abrió sus puertas-. La vida sexual de diversos personajes en Only Fans es uno de los contenidos más relevantes en la sección entretenimiento del medio y no lo usan para destruir. Lo usan para llamar “estrellas” a los dueños de dicho contenido. Vaya y reclame por qué difunden contenidos para adultos. ¡Atrévase!

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