El circo de ayer
El premier Guido Bellido mareó al Congreso y al país con su trabalenguas buenista. Destacó su arte para no decir nada, salvo lugares comunes. Aunque sembrando una bomba de tiempo con ese pedido de facultades extraordinarias, incluyendo la reforma tributaria. Lo hizo en casi tres horas de perorata. Eso sí, repasó un libreto que ofreció el oro y el moro a los pobres, sabiendo que las arcas estatales están en rojo y que la inversión privada está en nada. Sin embargo, la sagacidad del oficialismo consistió en desconcertar a la oposición, no presentando proyecto confrontacional alguno como lo había anticipado el presidente Castillo. Incluyendo el de la asamblea constituyente. Es decir, indujo al Congreso a votar a favor de la confianza, para luego usarla como visto bueno para hacer de las suyas a través de facultares extraordinarias. Cayeron en ese juego los legisladores de AP, APP, los rojos y morados y algunos otros despistados.
“Estos son mis principios; ahora, si no les gustan tengo otros”. Esta sarcástica frase de Groucho Marx describe la conducta de la mayoría de muchos partidos que alegan ser de oposición democrática. Como Acción Popular, fundada por Fernando Belaunde. Un auténtico defensor de la Democracia. Al extremo que fue derrocado y deportado tras el golpe neocomunista de Velasco. No obstante, ayer AP pisó el palito marxista ayudada no tanto por su ingenuidad como por su zigzagueante conducta pública demostrada a partir de la desaparición del fundador de aquello que fuera el legendario partido Acción Popular. En él destacaron líderes demócratas de la talla de Eduardo Orrego. O Javier Alva Orlandini, tío de la anodina presidenta del poder Legislativo, y diversos dirigentes que soportaron las atrocidades del terrorismo. Muchos de ellos fueron incluso blanco de asesinato y/o ataques por las mismas huestes senderistas hoy afincadas en palacio de gobierno y el recinto congresal. Pues, dados los antecedentes de sus integrantes, ayer Acción Popular rindió homenaje a esa ciénaga, otorgándole el voto de confianza sin que siquiera presentase un gabinete decente, capaz de dirigir los destinos del país. Ministros que, salvo honrosas excepciones, son cuadros incompetentes, improvisados y desprovistos del respeto al ciudadano. Aparte de estar plagados de antecedentes por apología al terrorismo, corrupción, cleptomanía, etc. ¿Cree usted, amable lector, que es aceptable semejante tomadura de pelo al país? Pues todo esto, y mucho más, aplaudió ayer aquello que fue Acción Popular. En síntesis, el actual garito politiquero de los lescanos, mesías, etc., que operan en la antípoda de demócratas como Víctor Andrés García Belaunde, Raúl Diez Canseco, Manuel Merino, Armando Villanueva, Alfredo Barnechea y muchos otros más.
Concentramos nuestra protesta en Acción Popular por su vergonzante actuación ante al pedido de confianza del gobierno comunista. Porque, siendo uno de los escasísimos partidos democráticos tradicionales que sobreviven, claudicó abriéndole las puertas al terrorismo para transformar al Perú en una nación comunista. De nada sirvieron las advertencias de que el norte del régimen Castillo es convertir al Perú en otra Cuba. ¡Con su indolencia, Acción Popular va a consolidar el marxismo traicionando al Perú!
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