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El coliseo peruano

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Fecha Publicación: 28/11/2023 - 21:50
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Roma, 2023.- Acabo de visitar los interiores del Coliseo Romano. Imagino a esas 70 mil almas gritar y disfrutar cada enfrentamiento entre gladiadores y los de estos con animales salvajes. Mi cerebro intenta reproducir escenas, momentos, personajes, entrenamientos, liderazgos y grandes apasionamientos que duraron como espectáculo de la antigüedad 400 años, sin parar.

Mientras recorro los restos arqueológicos y pienso la entrega que haría esta semana, mostrando a Roma como un ejemplo perfecto de cómo antigüedad y modernidad conviven, y permiten evolucionar a las ciudades modernas que se levantan sobre toda esa antigüedad, sin detenerlas, me entero de que en Perú la Fiscal de la Nación nombró nuevos fiscales en lavado de activos (ante la suspensión del fiscal Vela), de la detención preliminar de sus asesores más cercanos por liderar supuestamente una organización criminal para manipular el poder a favor de intereses políticos, de la denuncia constitucional que la Fiscal envía al Congreso acusando a la presidenta Boluarte y al premier Otárola por su supuesta responsabilidad en la muerte de 60 peruanos durante los enfrentamientos del año pasado, y del pedido de renuncia que la Corte Suprema solicitaría en mayoría a la Fiscal Benavides, lo que daría un nuevo cambio de timón y de rumbo al Ministerio Público.

Lo cierto es que el circo peruano lo estamos viviendo hoy, algo que ocurría en la antigüedad hace más de 2 mil años. Reconozco entonces nuestra opción por el espectáculo político de bajo presupuesto, que se esconde detrás de estas distintas escenografías montadas en nuestra escena contemporánea. A diferencia del circo romano, donde se planificaba cada acto y donde cada protagonista entrenaba para dar un gran espectáculo, que realmente satisfacía las pasiones más bajas de los romanos de la época, en nuestro caso el montaje de actos políticos y denuncias es de muy mala calidad.

El circo político peruano es de tan bajo estándar como lo son las malas copias de sus productos, es decir, sus políticos. Sus protagonistas no tienen formación ni entrenan para ejercer un buen liderazgo. Ese es el problema de la política informal, donde el contrabando se ha convertido en el pan de cada día, donde la política bamba se ha convertido en la práctica habitual, donde la mentira, la traición, el chaveteo y el silencio cómplice se han convertido en los pecados capitales más repetidos.

Demás está decir lo que ya todos conocemos. Lo que realmente debemos pensar en estos momentos es cuáles serán las consecuencias buscadas y no buscadas de este juego sucio de Risk que parece interminable en el país. Pero entonces veo nuevamente las ruinas del coliseo romano en medio de edificios modernos y una sociedad dinámica, y me vuelve la esperanza. No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista. Veremos qué llega antes.

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