El combate de la fe: I Domingo de Cuaresma
Queridos hermanos, estamos ante en el primer domingo de cuaresma. ¿Qué es la cuaresma? Son cuarenta días de luchar contra nuestro hombre viejo, que no nos deja ser felices. La primera lectura del Deuteronomio nos dice: “El sacerdote tomará en sus manos la cesta de las primicias y las pondrá ante el altar del Señor”. Es decir, un cristiano hace diezmos y primicias, porque diezma su sueldo, su ganancia y las primicias para dárselas a los pobres. Por ello, Dios nos invita a hacer limosna, es decir, a no dar de lo que nos sobra, sino dar de lo necesario para vivir.
“Mi padre era una arameo errante que bajo de Egipto y estuvo esclavo. Fuimos a una tierra que emana leche y miel. Ahora les traigo las primicias de los frutos de este suelo, imagen del Reino de Dios”. Le pusieron una dura esclavitud. Ahí clamamos a Dios y Él nos dio lo más importante, que es salir de la esclavitud y experimentamos la felicidad, la comunión de los hermanos.
Contestamos con el Salmo 90: “Estad conmigo Señor, estás en medio de mi tribulación. No se te acercará la desgracia, porque los ángeles me ayudarán, te llevarán sus palmas, conocen mi nombre y me invocarán y yo lo escuché. En medio de la tribulación me defenderá el Señor y yo lo alabaré”.
En la Segunda Lectura de san Pablo a los romanos: “La Palabra está cerca de ti, en tus labios y en tu corazón. Si tus labios profesan que Jesús es el Señor”. La profesión de los labios es la salvación, es decir, necesitamos profesar a Jesucristo con nuestros labios y, sobre todo, con nuestro corazón. Hay que ser testigos de que creemos en Él. Hoy más que nunca necesita el mundo creer en los testigos, no en los que hablan mucho. Nadie que crea en Él quedará defraudado. Dios te invita a creer en Él y no quedarás confundido ni defraudado, porque Dios te ayudará. Dios no hace excepción de personas, ni de judío ni griego. Invoquen el nombre del Señor y nos salvaremos.
Cantamos en el versículo antes del Evangelio: “No solo del pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
En el Evangelio de san Lucas se habla: “El combate de la fe, las tentaciones que tiene Jesús. En la primera tentación le dice el diablo a Jesús que convierta las piedras en pan. No solo del pan vive el hombre. En la segunda tentación lo llevan a un monte muy alto. Todo esto te daré si me adoras, si te arrodillas delante de mí. Jesús responde: Al señor tu Dios adorarás y solo a ÉL le darás culto. La tercera tentación le dice a Jesús: Si eres hijo de Dios, aviéntate desde el pináculo del templo. A lo que Jesús responde: Esta mandado, no tentarás al Señor tu dios”. Es decir, no solo de comodidades, de plata, de prestigio, de éxito vive el hombre. Hoy nos invita el demonio, la sociedad opulenta, a dar culto al hombre, culto a la comodidad, burguesía e instalación, y olvidarnos a dónde vamos, que es la escatología. Vamos al reino de los cielos.
En este tiempo de cuaresma los invito a todos a este combate contra nuestro hombre viejo que os lleva a la infelicidad, a la desesperación, a querer estar en buenas con todos. Esto nos lleva a no decir la verdad. Esta nos hace libres, sal de tu esclavitud. ¿Cómo? Combatiendo al hombre viejo a través del ayuno, de la oración y de la limosna. Ayuno de tus pasiones, pedir en oración gritando desde el fondo de nuestro corazón y la limosna cura la multitud de pecados. Que el Señor te ayude y te entregue su Espíritu Santo.