El cónclave que elegirá al nuevo papa

Mañana, miércoles 7 de mayo, se inicia el Cónclave, del latín “cum”, que significa “con” y “clavis” que significa “llave”, que es la reunión de todos los cardenales –el denominado Colegio Cardenalicio–, menores de 80 años y a puerta cerrada en la famosa Capilla Sixtina, que elegirá al papa 267 de la Iglesia Católica, una vez que se produjo el fallecimiento de Francisco, el sumo pontífice de los grandes cambios en la historia de la comunidad eclesial. El cónclave –el Perú cuenta con tres cardenales o purpurados: Juan Luis Cipriani, Pedro Barreto y Carlos Castillo, pero únicamente éste último podrá votar al nuevo Santo Padre por ser menor de los referidos 80 años–, podría demandar varias votaciones, pues deberá contarse con 2/3 del número de electores, tarea compleja para que se haga en un santiamén, si consideramos que para esta ocasión se trata de un número bastante más elevado cardenales, que por cierto no es un cargo sino un título que se obtiene por voluntad del Papa que lo crea. En efecto, se cuenta con 133 príncipes de la Iglesia, como es que también se llama a los cardenales, los que han venido celebrando por estos días en Roma sus congregaciones generales o reuniones con el objetivo de ir auscultando las candidaturas a Papa. El primer día del cónclave suele haber una sola votación y a partir del segundo hasta cuatro por día, siendo la fumata negra la que da aviso que aún no se ha logrado la elección del Papa. De no conseguirse la referida elección por los 2/3, que son 87 votos, tendrá que recurrirse a una votación por mayoría simple y producida la elección, será entonces, una fumata blanca la que da cuenta a los miles de presentes en la Plaza de San Pedro y al mundo entero, que, finalmente, la Iglesia ya cuenta con un nuevo Vicario de Cristo, también llamado Obispo de Roma. Luego de una hora de la elección, o algo menos, aproximadamente, el protodiácono será el encargado de pronunciar las palabras “Habemus Papam…”, refiriendo el nombre de pila del cardenal elegido Papa y el nombre que ha decidido para su pontificado. Con la bendición Urbi et Orbi que todos los presentes en el Vaticano estarán esperando, el flamante Pontífice, les dirigirá sus primeras palabras. Con todo lo anterior, no perdamos de vista que la elección del Papa no es democrática como la conocemos pues la elección no es la consecuencia de la voluntad humana, sino la de Dios, y con eso, no estamos diciendo que la democracia sea imperfecta o mala. Nada de eso. Lo que poco se sabe o conoce desde la teología y la doctrina de la Iglesia, es que Dios en la persona del Espíritu Santo, la tercera de la Santísima Trinidad, es el que inspira en cada uno de los purpurados para que elijan pontífice según la voluntad divina. Por esa razón, el Papa adquiere la condición de Santo Padre. Esa es la diferencia con la elección de una autoridad política que es por voluntad humana.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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