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El Congreso en la mira

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Fecha Publicación: 13/02/2022 - 22:59
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La campaña de comunistas y caviares contra el Congreso tiene como objetivo inmediato amedrentar a las bancadas malaguosas y vacilantes para evitar que prosperen ciertas modificaciones legales que se están realizando para evitar los desmanes que pretende el Gobierno, para lograr que frenen las investigaciones de la galopante corrupción que brota de todos los rincones del Palacio y las entidades públicas, y para obtener la aprobación del impresentable gabinete capitaneado por Aníbal Torres.

Pero su propósito fundamental es desacreditarlo para cerrarlo. Los comunistas, ni aquí ni en ninguna parte, pueden tolerar un poder del Estado que los controle, los investigue y que, eventualmente, pueda desalojarlos del gobierno usando los mecanismos establecidos en la Constitución.

Por eso la permanente campaña de sus voceros políticos y mediáticos, y las inventadas conspiraciones que supuestamente se fraguan en el Parlamento, como la que fabricó el semanario de Hildebrandt a partir de una reunión pública organizada por una fundación alemana.

Esa grosera falsificación es solo un pequeño ejemplo de lo que están dispuestos a hacer. Pero esto no acaba de empezar. Cuando la presidenta del Congreso, Maricarmen Alva, una política sin mucha experiencia y muy moderada, empezó a defender los fueros del Parlamento ante los ataques de comunistas y caviares, se convirtió de inmediato en blanco de las iras del Gobierno y sus ayayeros.
Lo que ha hecho Hildebrandt no es la primera ni será la última.

Por ejemplo, cuando Alva estuvo en España en una reunión con parlamentarios de ese país, le inventaron declaraciones que no había hecho para desacreditarla. El entonces ministro de Justicia, Aníbal Torres, cumpliendo el papel de sicario político de Pedro Castillo que le ha valido convertirse en premier, conminó al encargado de negocios del Perú en Madrid para que mienta y descredite a Alva, cosa a la que el diplomático se negó.

Las bancadas oficialistas también trataron de censurarla, sin éxito. Luego intentaron convertir un incidente provocado por una alcaldesa en un gran escándalo político, incluyendo un pronunciamiento del Ministerio de la Mujer atacando a la presidenta del Congreso.

No obstante, toda arremetida provoca una reacción. Así como Alva trató desde el primer día de llevar la fiesta en paz con el Gobierno, de no incomodarlo, suscitando la impaciencia y la irritación de la oposición democrática, ahora, luego de haber sido difamada y agredida sin descanso, ha entendido cuál es la naturaleza de los comunistas y caviares en el Gobierno.

Y se da cuenta, a fuerza de recibir golpes, que ellos no son demócratas con los que se puede discrepar y transar, sino una gavilla de corruptos y prebendarios que pretenden destruir la democracia e imponer una dictadura donde puedan apoderarse del botín del Estado sin límite alguno.

El asunto ahora es si Pedro Castillo y sus secuaces lograrán controlar políticamente a las FF.AA., paso indispensable para cerrar el Congreso, antes que en el Congreso se consigan los votos necesarios para vacarlo (o acusarlo constitucionalmente).

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