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El costo de la indecisión política

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Fecha Publicación: 06/12/2024 - 21:10
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Por más que la política peruana nos tiene acostumbrados a las sorpresas, la falta de decisión en los temas trascendentales nos está empujando a un futuro cada vez más incierto. El Ministerio de Economía y Finanzas presentó ante el Congreso el Presupuesto General de la República, un acto crucial para el desarrollo del país. Sin embargo, lo hizo sin contar con la presencia del viceministro de Hacienda, una ausencia que no es menor, ya que este puesto es clave para coordinar políticas fiscales y garantizar que el presupuesto tenga un respaldo técnico sólido. Esta escena retrata un gobierno que navega sin rumbo claro, dejando al país expuesto a decisiones improvisadas y carentes de estrategia.
En lo económico, el déficit fiscal se mantiene como una sombra que amenaza el crecimiento sostenible. Mientras no se tomen decisiones firmes para reducirlo, estamos hipotecando nuestro futuro. No se trata únicamente de ajustar gastos, sino también de garantizar que cada sol invertido tenga un impacto real en la ciudadanía. Hoy, el problema no es solo la falta de recursos, sino la pésima ejecución presupuestaria. Miles de millones quedan sin usar cada año, mientras hospitales carecen de medicamentos y escuelas se caen a pedazos.
En el sector Educación, la situación es aún más alarmante. La pandemia nos dejó con una generación de jóvenes rezagados, y la educación a distancia, que debió ser una solución temporal, sigue siendo una opción forzada para quienes no tienen otra alternativa. Los padres de familia, especialmente aquellos que hacen teletrabajo, enfrentan el dilema de supervisar a sus hijos en casa mientras cumplen jornadas laborales exigentes, bajo la amenaza constante de perder su empleo si no rinden al 100 %. El sistema parece diseñado para que los más vulnerables terminen perdiendo siempre.
Por si fuera poco, las declaraciones del ministro de Educación, Morgan Quero, sobre las violaciones en Condorcanqui no solo fueron insensibles, sino peligrosas. Reducir una tragedia humana a comentarios vacíos demuestra una desconexión profunda con la realidad del país. ¿Cómo puede un líder tan ajeno a los problemas sociales garantizar el derecho fundamental a una educación digna y segura?
El reciente Cade 2024 también dejó un mensaje claro: la ausencia de la presidenta y sus ministros confirma que el Ejecutivo no está dispuesto a escuchar ni a colaborar con la sociedad civil. Este evento, históricamente un espacio para el diálogo entre líderes empresariales y políticos, se quedó sin la contraparte gubernamental, evidenciando una política de puertas cerradas. Más que nunca, el país necesita liderazgo, y más que nunca, ese liderazgo está ausente.
La indecisión política tiene un costo, y ese costo lo pagamos todos. Cada día que el gobierno pospone decisiones importantes o actúa sin una visión clara, se pierden oportunidades para construir un Perú más justo y competitivo. Estamos frente a una clase política que parece temer más al costo político de decidir que al costo real de no hacerlo. Pero el país ya no puede esperar.

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