El cuarto sacramento, según Patricia Denegri
Patricia Denegri nos entrega un testimonio de parte, cuya feliz confesión la hace en varias esferas. Fija su mirada como quien enciende un faro que irradia luz a trescientos sesenta grados y cuya lectura registra para dejar constancia de que es posible interactuar incluso más allá de todo lo que logra captar nuestros ya disminuidos sentidos. Al respecto, Marco Martos señala que "se refiere siempre a fenómenos de acercamiento con el mundo de la naturaleza, al universo de los afectos, a los instantes de logro supremo que van dando sentido a la vida de ella misma a pesar de la directa sensación de que el mundo está mal hecho".
Ella confiesa que su Cuarto sacramento es obra viva que nació para aceptar a la vida en todas sus dimensiones. "Quisiera ser una línea / de esas que adornan la pared / para poder observar desde lo alto / a la gente y sus creencias". Es un recorrido por espacios propios de quien apuesta, sin duda alguna, por la vida.
Al libro lo embellece aun más las doce ilustraciones del maestro Gino Ceccarelli, organizadas en cuatro partes que son testimonio de una sucesión de experiencias vividas. Los versos que dan talla a este excelente libro son testimonios de quien ha decidido desmenuzar este mundo construido con cáscaras y expresarlo, describiéndolo tal como es, a través de sus vivencias. Cada verso, escrito con intensidad, hilvana lecciones aprendidas; cada verso abona para que crezca más la espiga del noble trigo; cada verso es alimento para que los lectores seamos empáticos con nuestro futuro y con el futuro de nuestros hijos; cada verso es una invitación para caminar por los verdes prados, y cosechar buenos frutos, si es que así lo deseamos.
Este libro es para usted, sacrificado lector, es para nosotros quienes andamos perdidos en este valle de lágrimas, en este mundo caótico y que anda al revés. Estamos invitados a ser el privilegiado confesor, a ser quien ostenta el poder purificador de su propio espíritu.
En estos días de reflexión avivamos un espacio muy personal para reconciliarnos con nosotros mismos, esta bonita ceremonia es de sinceramiento, es de comunión con uno mismo, de curación personal que trasciende el ámbito religioso porque abre una ventana y la gran posibilidad de entendernos como personas, la lectura es un hermoso y poderoso medio para lograrlo.
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