El desembarco en Normandía con una celebración diferente
Ayer, 6 de junio, se han cumplido 80 años del histórico desembarco de los aliados –Estados Unidos de América, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y la entonces Unión de Repúblicas Soviéticas, principalmente–, en las playas de Normandía –el Día D–, en el norte de Francia, dominantemente bordeada por el canal de la Mancha, que inició la gran liberación de los países europeos de la Alemania nazi en 1945, y la celebración con este motivo, en la que se ha visto prácticamente a todos los gobernantes de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte - OTAN, no solo no ha contado con la presencia de Vladimir Putin, presidente de Rusia, por las circunstancias que se imponen en Europa del Este por la guerra invasiva de Moscú contra Ucrania, sino porque el invitado estrella ha sido precisamente Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania. Se da en contraste a cuando se celebraron los 70 años de este acontecimiento, que prácticamente puso fin a la Segunda Guerra Mundial –Adolfo Hitler se había decidido por el suicidio un mes antes–, en que sí estuvo presente el mandatario ruso. En efecto, hace una década, Francois Hollande, entonces presidente de Francia, dada su calidad de anfitrión en la celebración realizada en esa ocasión en el Castillo de Bénouville, evitó en todo momento que durante la cena que ofreció, se produjeran circunstancias incómodas entre Barack Obama y Vladimir Putin, sentados ambos entre Hollande y la ya desparecida reina Isabel II. Pero de todas maneras se produjo el encuentro esperado y durante el acto, Obama, en solo 15 minutos, pidió a Putin que reconozca a Petro Poroschenko –también presente en la cena– como presidente electo de Ucrania, luego de las elecciones del 25 de mayo de 2014, en ese país. Obama, además, le exigió, detener el envío de armas a los separatistas que Moscú venía alentando desde que anexó Crimea a su territorio poco tiempo antes. Putin, entonces todavía tolerable y aceptable, llegó más suelto que Obama y en circunstancias algo más auspiciosas, pues se había producido la firma de un millonario contrato con China para abastecerlo de gas. Paradójicamente y como antesala para los diez años siguientes, es decir, para este 2024, los que hace ocho décadas fungían de aliados para derrotar a Hitler y sus ejércitos, y que en 2014 aparecieron entre recelos y desconfianzas por la situación en Ucrania, ahora, en 2024, más bien han terminado consumando relaciones estatales completamente rotas por la guerra. Hace 10 años Obama y Putin evitaron en todo momento ser fotografiados juntos y hoy, una década después, la deliberada ausencia de Putin, pues no fue invitado, ha permitido a Joe Biden, ir más lejos, soltándose a sus anchas contra el presidente ruso y la guerra que ha producido por sus apetitos de lacerar geopolíticamente a Ucrania y mostrarse desafiante frente a occidente. La celebración del desembarco de Normandía debió ser la oportunidad para lanzar una arenga al valor de la alianza y al trabajo en conjunto producido por el pacto, pero eso no ha sido así. Putin, al invadir a Ucrania, ha minado el objeto de la celebración de siempre, y la OTAN, que no se ha quedado atrás, acaba de exacerbar su animadversión contra Rusia y eso también no es bueno porque las hipersensibilidades pueden dar paso a escenarios bélicos que el mundo no se merece pues la gesta de Normandía se hizo pensando en la paz que la Carta de las Naciones Unidas terminó consagrando no solo para Europa sino para el mundo entero luego de las dos guerras mundiales que laceraron los sentimientos colectivos para los europeos y para toda la humanidad; sin embargo, el reciente acto celebratorio ha sido diferente pues se ha realizado en medio de una Europa sin la paz y sin la unidad esperadas, sabe Dios por qué intereses, y eso hay que decirlo.
Excanciller del Perú e Internacionalista
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