El destino de Siria
El derrocamiento del tirano de Siria, Bashar al-Assad, deberá dar paso a la estabilización del país –es lo esperado– y no como ha pasado con Libia a la caída de Muamar Gadafi, que terminó lamentablemente convertido en un Estado fallido, es decir, ingobernable. Los intereses de Estados Unidos de América y de la Federación de Rusia, que han tenido mucho que ver, de una u otra manera, en la situación de este país desde hace ya algunos buenos años, realmente están en juego. Para Washington significa contar el poder en uno de los espacios claves del Medio Oriente, región en la que seguirá invirtiendo por sus bondades petroleras como ninguna otra parte del mundo; para Moscú, en cambio, se trata de sus deseos de mantener el control por sus bases militares en ese país, que son claves para los objetivos rusos en esa parte del Asia menor. Lo que no puede pasar es que Siria se pierda y mientras las pugnas se dan entre Washington y Moscú, otro actor clave, del que tenemos que referir necesariamente, es decir, Turquía, va surgiendo con un libreto concreto, mientras las rivalidades van en aumento. No veo a Donald Trump asumiendo el poder, el próximo 20 de enero, y soslayando la complejidad del tema sirio. Todo lo contrario. Washington hará todo lo que convenga, pensando en el poder político que administra y que deberá superponerse con prontitud en uno de los espacios geopolíticos más conflictuales del globo donde todos quieren competir por el control político que no será fácil conservar como pasó con Afganistán que decidió abandonar luego de 20 años cuando derrocó al régimen Talibán, en ese momento, coludido con Al Qaeda en el atentado terrorista más grande que haya registrado la historia estadounidense. Así, deberá cuidar que no pase lo mismo que a Irak, país árabe en el que no fue negocio producir la caída del tirando Sadam Hussein, en 2003, y luego ver cómo progresivamente, el país vecino, Irán, de pronto comenzó a crecer en términos de poder regional, de manera simétrica, produciendo un ajedrez no calculado por occidente. Creo que Washington deberá medir la nueva realidad en Siria y crear las condiciones para que el país no termine en manos de Moscú y eso es lo más visible que veo entre las primeras medidas que adoptará la Casa Blanca. Es verdad que será difícil creerlo y para ello aparece el factor Turquía que tiene un peso gravitacional relevante para el caso de Siria, y ya sabemos las preferencias de Ankara, en la balanza internacional, mirando a Washington y a Moscú, sobre todo cuando los esfuerzos nacionales turcos siguen imperturbables en su deseo de ingresar en la Unión Europea. Veamos cual será el mejor destino para Siria o el destino que convenga a este país recientemente liberado de una dictadura cincuentenaria.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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