El dilema de Graham en la minería
Por Sergio Bolívar
Mientras el país sigue sumergido en la desazón política, esta semana podría ser épica para la minería si el Perú logra atraer inversiones en la Convención Anual de la Asociación Canadiense de Prospectores y Desarrolladores de Toronto, PCAD 2022, por sus siglas en inglés. Desde hace 90 años, el principal evento minero en el mundo es conocido como el Superbowl (Super Tazón) de la minería, porque congrega a una comunidad global de negocios con decenas de miles participantes deseosos de conocer las nuevas tendencias del sector. Al estar presente, el Perú gana mucho porque potencia la promoción internacional de su imagen y la marca país, sin embargo ¿será capaz el ministro Graham de anotar un touchdown (aterrizaje) en la atracción de la inversión minera tan necesaria para la ansiada salud económica y vital para reducir la pobreza?
La actividad minera representa el 64% de las exportaciones y los precios de los metales pasan por un momento inmejorable para cualquier productor. Entonces, nuestro país compite en la Convención por captar inversiones privadas con su reputación de 2do productor mundial de cobre, después de Chile, y 2do en zinc, después de China.
A los ojos del inversionista, resulta muy atractiva la riqueza geológica y polimetálica del Perú. Esta incorpora al cobre, oro, hierro, zinc, plata, litio y uranio, dentro de una cartera total de 63 proyectos -586 millones de dólares- ubicados en 17 regiones del país. Enhorabuena, el Fondo Monetario Internacional destaca que nuestro régimen fiscal minero es competitivo, a pesar de que tiene una carga tributaria mayor a la chilena, debido al 2% del impuesto a la renta que se aplica a suscripción de convenios de estabilidad tributaria. Hasta aquí, el Perú es, en el discurso, un destino de inversiones.
Pero ¿cómo está la confianza del inversionista? Todo apunta a que seguirá en zona de pesimismo, según el Banco Central de Reserva. La inflación norteamericana está alcanzando por primera vez un 17%, desde la Segunda Guerra Mundial. Esto irradiará con fuerza en nuestro país y lo estamos sintiendo poco a poco. Además, el ruido político por la corrupción en el gobierno continúa creciendo.
Si el inversionista detecta épocas complicadas en el Perú, disminuirá la rentabilidad de su proyecto y terminará por buscar países alternativos. Los conflictos mineros ponen en riesgo a todo el sector y su futuro. El 71% de peruanos piensa que el gobierno no es capaz de solucionarlos, según Datum. Debido a la total ausencia del gobierno, han transcurrido meses de paralizaciones en Cuajone y Las Bambas, que siguen afectando al 50% de la producción total del cobre.
Sin lucir una férrea defensa por la gran minería, el ministro de Economía, por su naturaleza atípica, ha mostrado una conducta de autocontrol con opiniones prudentes que lo mantuvieron distante de una imagen tóxica del peor gabinete -Torres- de nuestra historia. Graham no logró ganar todas sus batallas, pero busca el manejo razonable. Su tarea más compleja será atraer las inversiones mineras a pesar de los problemas que enfrenta el sector y el gobierno que solivianta contra minería.
El ministro Graham debe difundir con agresividad el marco legal de la estabilidad tributaria y liderar desde su cartera un proceso de impulso a la minería que lo vincule a la ciudadanía. Tal como lo hizo en el Simposio del Oro, en el que anunció medidas para destrabar la inversión pública en las regiones con los recursos del canon. Su objetivo es conseguir inversiones en minería para evitar que se contraiga la actividad. Señor ministro, siga usted la sabia frase de Benjamin Franklin, “Recuerde que no basta con decir una cosa correcta en el lugar correcto, es mejor todavía pensar en no decir algo incorrecto en un momento tentador”.
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