El efecto cuarentena
Un reciente estudio realizado por Escucha al Perú y Pacific Edelman Affiliate revela que la cuarentena tuvo un impacto de alto calibre sobre la economía, hábitos y expectativas de los nuevos limeños.
La encuesta, que se aplicó entre el 6 y 15 de junio a hombres y mujeres mayores de 18 años, en 437 hogares de los 41 distritos de Lima Metropolitana y Callao, concluye que un 41% de limeños perdió su empleo. Solo un 6% y un 19% en los NSE A y B respectivamente, mientras que 42% lo hizo en el NSE C, el 61% en el NSE D y el 75% en el NSE E.
Si a esta terrible fotografía laboral le sumamos que un 60% bajó sus ingresos en más de 50%, y un 75% tuvo que utilizar sus ahorros para sobrevivir los más de 100 días de aislamiento social obligatorio, entonces no mentimos cuando decimos que la cuarentena dejó a la capital en serios cuidados intensivos y con respirador artificial para no quebrar.
El estudio revela también que los limeños expresamos un alto optimismo respecto a nuestro futuro cercano. Más del 60% piensa que recuperará su situación anterior antes de los seis meses. Algo que tras analizar el impacto recibido es difícil de imaginar. Felicitamos el optimismo, por cierto, pero creemos que las altas expectativas manifiestas deben ser moderadas por voces públicas y privadas que las aterricen a su real dimensión a la brevedad.
Nada más peligroso para una sociedad que afronta una reconstrucción socioeconómica, que un optimismo insatisfecho convertido luego en frustración. Ese caldo de cultivo ya tuvo nefastas consecuencias a lo largo de nuestra historia, siendo el último episodio ese derrame de sangre que tiñó nuestras calles durante más de una década llamado Sendero Luminoso.
Lo cierto es que nuestra apuesta por la reactivación debe ser prioridad UNO. Pero preocupa la vulnerabilidad que tienen nuestros emprendedores cuando de conectividad se trata. Solo un 59% de limeños tiene conexión a internet en casa. Hablamos de la capital del Perú, OJO. Solo un 50% de empresarios emergentes tiene acceso a internet en sus negocios. Eso quiere decir que nuestros mejores alfiles en el juego de ajedrez no cuentan con la herramienta más importante en estos nuevos tiempos de pandemia: la conectividad.
O ponemos el foco donde realmente debemos, afinamos la puntería, y diseñamos planes públicos y privados con inteligencia y sin improvisación, o el fracaso de la reconstrucción podría dar a luz un nuevo monstruo post cuarentena, que podría resultar ser mucho más devastador que el propio Covid-19. ¡Suelten las apuestas!
