El ejemplo de Bolivia
Todo conduce a que la inminente segunda vuelta electoral boliviana se definirá entre el senador Rodrigo Paz Pereira y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga. Ambos —políticos de derechas— fueron los candidatos más votados el domingo 17 de agosto, en una elección desarrollada en medio de la colosal crisis sociopolítica-económica que ha llevado al caos a Bolivia.
Recordemos. El partido Movimiento al Socialismo, MAS —que fundó Evo Morales— ganó las elecciones el año 2005. A consecuencia de su incompetente, vengativa, corruptora gestión —característica de los movimientos zurdos de esta región— desde entonces aquello trajo como consecuencia severísimas vicisitudes socioeconómicas que, crecientemente, ha venido soportando Bolivia. Al punto de conducirla a la quiebra más absoluta. Como ocurrió en todos los países donde se instalaron en la presidencia falsos gurús latinoamericanos, como ese tal Evo.
Rodrigo Paz —quien postuló por el Partido Demócrata Cristiano— recibió alrededor de millón y medio de votos (32,08 % de las preferencias), y Jorge Quiroga —candidato por Alianza Libre— algo más de 1’300,000 votos (16,94 % del electorado), según cálculo preliminar del Tribunal Supremo Electoral de Bolivia, con más del 90 % de los votos escrutados. Samuel Doria Medina, el candidato favorito —según las encuestas, cada vez más venidas a menos— ocupó el tercer lugar, seguido por Andrónico Medina —el engreído de las izquierdas—, quien apenas obtuvo 8,15 % de los votos. Finalmente, Eduardo del Castillo del MAS —repetimos, partido de Evo Morales, expulsado del gobierno por instaurar un régimen corrupto, caótico y sin fundamentos para gobernar, tanto que condujo a Bolivia a la quiebra más absoluta— obtuvo 3,14 % de la votación.
El democristiano Jorge “Tuto” Quiroga manifestó: “De ahora en adelante, Bolivia será libre por los siglos de los siglos. Hemos hablado con fuerza, fe, esperanza y dignidad. Hemos devuelto a todos la fe en la democracia, y en que puede cambiarse el país con la fuerza del voto, en contra de aquellos bloqueos y sabotajes —que tanto daño han producido a Bolivia—. Hoy ganó la democracia boliviana”.
Este triunfo en primera vuelta de dos candidatos no izquierdistas significa que ocurrirá un “gran cambio sociopolítico” en Bolivia luego de casi un cuarto de siglo de anarquía totalitaria. Finalmente, los bolivianos se preparan para elegir un presidente que no sea de izquierda; y, además, con la cabeza bien amueblada.
Es una lección para Latinoamérica. Los bolivianos han venido votando coherentemente mal, inducidos por efectos de la crisis sociopolítica-económica que generó la izquierda. Como la que vivimos a finales del siglo pasado cuando caímos en “default” y acabaron a zarpazos la gestión inicial de García y la “reelección” de Fujimori. Nos tocó elegir nuevo presidente y escogimos a Toledo, quien dio estabilidad y buenos índices socioeconómicos. No obstante, consolidó el cáncer de la corrupción, agriando el humor ciudadano, reflejado en sucesivas elecciones que fueron devastadoras para nuestra democracia, al imponerse sucesivamente infames gobernantes como Humala, PPK, Vizcarra, Castillo y Boluarte.
Recemos para que no se repitan estos infames recuerdos y que, en adelante, nuestra sociedad vote con la cabeza; no con el hígado, como viene haciéndolo desde 2011.
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